Según como lo mires, pero dame una pista

Consideremos la ilusión óptica de los puntos cóncavos y convexos en estas dos imágenes:

Ilusión de puntos cóncavos y convexos
Los puntos cóncavos son aquellos que parecen escarbados en la superficie y los convexos son los curvados hacia el observador, los que invitan a ser pulsados.

Son dos copias de la misma imagen rotadas 180 grados una respecto de la otra, pero se crea esta ilusión debido a que nuestro cerebro genera inferencias inconscientes [en] sobre el significado de las sensaciones. Es decir, asumiendo un mundo tridimensional en el que hay una única fuente de luz que proviene de arriba, esta es la mejor apuesta que podemos hacer sobre la realidad. Una definición salerosa de lo que es nuestra percepción.

¿Por qué partimos de esas premisas? No está claro del todo, pero siempre podemos echar mano de la teoría que lo explica todo asumiendo casi nada: la evolución Darwiniana. Explicación: el sol y la luna como única fuente de luz durante un periodo geológico.

A la teoría de la evolución de Darwin algún día le llegará la hora, pero de momento nos saca de bastantes fregaos. Siempre hay una explicación darwiniana para disparidades como la moralidad, la cohesión social o las herramientas. ¿El iPad? Bueno, la manera de sobrevivir en un entorno hostil y ganar la competición frente al resto de especies.

Steve Jobs estaba convencido de que el hombre es un animal de herramientas, y así lo explicaba en esta historia, la de un estudio en el que se comparó el esfuerzo que necesitaban diferentes especies en recorrer una distancia determinada. El ganador resultaba ser el cóndor. El hombre quedaba en una modesta posición en el último tercio de la lista, hasta que decidieron montarlo en bicicleta. Midieron de nuevo los resultados y, en este caso, el hombre doblaba en eficiencia al cóndor.

Una herramienta nos pone a la vanguardia de todo el reino animal. El iPad no precisamente.

Mi duda existencial es si es un dispositivo para trabajar o para jugar. Desde que escribí ¿Pronto para una tablet? conseguí que Reynholm Industries me facilitara una sin tener que gastarme los más de 600 pavos que cuesta, una cantidad que visto el uso que le estoy dando me hubiera sentado como una patada en el hígado. Apple se ha especializado en que sus dispositivos móviles sean superiores en básicamente dos aplicaciones: fotos y música. El iPad para editar y trabajar con textos es como cuando te cuentan una mala noticia mientras estás comiendo, se te quitan las ganas.

Pantalla de login en la versión móvil de Twitter
Escribir en el teléfono es un coñazo, lo sabemos. De hecho, el tema de estos inicios de sesión en dispositivos móviles debería morir ya, puesto que es una experiencia tanto horrible, debido al tema de escribir adecuadamente, como insegura, debido a que se usa en espacios públicos donde cualquier puede estar mirando por encima tuyo.

No soy yo muy fan de imágenes bajo cristal como paradigma de interacción, donde no se permite la exploración acciones (hacer hovers, por ejemplo). Esto lleva a que en ocasiones no hay pistas de lo que se puede o no hacer y hay que tomar una acción para averiguar si hay efectivamente una acción. Por supuesto algunas cosas están muy bien diseñadas, pero hay dos factores que influyen en que parezca que la usabilidad en general sea mejor:

  • Todo es maravilloso, brillante y bonito.
  • Nos hemos gastado 600 pavos y vamos a acostumbrarnos y aprender a utilizarlo sí­ o sí.

Al final de los días, yo seguiré opinando que la madre del cordero de un buen diseño es una adecuada affordance.

Espero que los mayores se acuerden del skeumorphism (que no traduciré como “esqueumorfismo”). Aquella tendencia que Apple abanderó en el diseño de sus aplicaciones, en la que replicaba la forma y materiales de objetos reales con el objetivo de que lo nuevo resultara familiar y confortable. Valgan como ejemplo estas imágenes del pasado:

Antigua librería de la app iBooks para iPad
Extracto del e-book Winnie the Pooh para iPad
Estantería de madera de pino y libros con papel de eucalipto color crema, que al pasar página se animan como en el MundoReal™.

El skeumorphism se aprovecha de conceptos como las metáforas y los modelos mentales, así que basándose en el previo conocimiento del objeto que es replicado, pretende obtener una interfaz más intuitiva y usable. Muy buena intención, oye, pero llegó el día en el que el skeumorphism se pasó tres pueblos, con texturas de cuero y costuras en el fondo del calendario, y el mundo empezó a cogerle manía. Que si estas metáforas visuales están pasadas de moda (¿alguien se acuerda de lo que es un Rolodex?), que si es una manera de justificar decisiones de diseño poco elaboradas (esto es lo que es familiar para los usuarios y esto es lo que entienden), que si se concentra más en la forma que en la función (es como pintarle los labios a un cerdo), etc. El tema acabó ridiculizado incluso dentro de la misma Apple.

Así que, como es habitual tras un período rococó, se rompe con todos los esquemas y se vuelve a la armonía y la sencillez del neoclasicismo, que esta vez toma el nombre de flat design (que no traduciré como “diseño plano”). Doble tirabuzón carpado y nos situamos completamente al otro extremo, con una falta total de ornamentación y una estética que va más allá del minimalismo, donde el mantra “deshazte de todo lo que puedas” se sustituye por el nuevo “deshazte de todo”.

Interfaz de usuario de Windows Metro
Microsoft Metro se distanció del skeumorphism enfatizando una interfaz de usuario plana y atómicamente minimalista. ¿Vemos inmediatamente con que podemos interactuar? ¿Se puede hacer clic en los paneles? ¿Es eso una foto o una aplicación?

Se siguen manteniendo metáforas visuales, un sobre para el correo o una cámara para hacer fotos, pero los iconos que los representan están absentes de toda decoración. Ausencia de sombras, brillos, volúmenes. Tanta ausencia, que no tardaron en aparecer quejas sobre la falta de pistas para ayudarnos a utilizar la interfaz. Que si al deshacerse de todo, se pierde también aquello que asistía al usuario y por tanto la usabilidad se ve perjudicada (botones que no parecen que se puedan pulsar), que si ya jugamos con desventaja en pantallas táctiles donde se inhabilitan nuestros receptores del tacto (botones que no parece que se puedan pulsar), que si la transición ha sido demasiado rápida (y los botones no parece que se puedan pulsar), etc.

Con este paso estamos actuando en detrimento de nuestra percepción con la que guiamos nuestras decisiones interactivas (los puntos convexos que como ilusión invitan a ser pulsados), pero a medida que el mundo físico sea menos físico y haya menos cosas con botones en ellas, ¿qué será un botón entonces?

flat sink
Que moderna y minimalista es una pila lisa para el lavabo en vez de una cóncava.

En The Flat Sink se remarca porque las pilas de los lavabos son curvadas:

Curved Sink vs Flat Sink - Splash
Un lavabo plano hace que el agua salpique más.

Curved Sink vs Flat Sink - Drain
Un lavabo curvado permite drenar el agua más fácilmente.

Curved Sink vs Flat Sink -Pool
En un lavabo plano se requiere más agua para conseguir la misma profundidad.

Esto es un ejemplo claro que una excelente apariencia no es condición suficiente para un buen diseño. Las dos aproximaciones pueden ser estéticamente bellas, refrescantes o pasar por meras tendencias, pero no importa como de plano o profundo o minimal o esqueumórfico (lo hice) sea un diseño, o que texturas o sombras se utilicen, si no es capaz de transmitir como utilizarlo cuando lo miramos.

Todo lo que necesitamos es una invitación a la interacción, sea en forma de iconos, etiquetas, animaciones o evolución de Darwin, de manera que seamos capaces de adivinar como interactuar con la interfaz.

Frase del Gurú: imágenes bajo cristal

¿Por qué no habré conocido a Bret Victor (web oficial | twitter) antes? Me hubiera, al menos, ahorrado este post sobre las tablets. Bret Victor, un apasionado y admirable diseñador de interfaces de usuario, dejó su trabajo en Apple debido a su nulo interés por ayudar a la gente a mirar fotos y escuchar música, a través de lo que él ha bautizado como “imágenes bajo cristal” (Pictures Under Glass).

A raíz de un popular vídeo de Microsoft sobre una visión tecnológica del futuro, Bret escribió recientemente una crítica con la que simpatizo totalmente. En A Brief Rant on The Future of Interaction Design se queja de que la visión mostrada, desde la perspectiva de la interacción de usuario, no es para nada visionaria, sino más bien un tímido incremento del actual status quo. Es una lectura rápida e interesantísima, con el plato fuerte de las manos como protagonistas.

Alegar que “imágenes bajo cristal” es el futuro de la interacción es como reivindicar que el blanco y negro es el futuro de la fotografía. Es obvio que es una tecnología de transición. Y cuanto antes hagamos esa transición, mejor.

¿Pronto para una tablet?

Posiblemente, el teléfono móvil sea uno de los dispositivos mas rediseñados del mundo, pero aún así, todavía sigue resultando poco satisfactorio. Durante los primeros años siempre usé Nokia. Me daba pánico cambiar de marca, no sólo porque resultaban óptimos como linterna, sino por el esfuerzo de aprender una nueva interfaz nada intuitiva y el coste del cambio.


Mobile Evolution es un proyecto del diseñador británico Kyle Bean. Muestra una colección de móviles de 1985 hasta 2009 al estilo matrioska (muñecas rusas).

Estos contratiempos desaparecían con los smartphones, así que hace un par de años me pasé a un HTC Hero. La experiencia de usuario no es sólo un atractivo diseño y una grácil interfaz háptica, sino lo que hace trascender el material. Con el paso del tiempo, esta experiencia acabó decepcionando. De hecho, hubiera revoleado el móvil unas pocas veces ya. Un día bajé del avión y no conseguí poder llamar hasta pasada una hora y media porque tuve que lidiar con la memoria, las aplicaciones, los procesos del sistema, reinicios, etc.

Por supuesto que no daría un paso atrás para volver a los antiguos teléfonos, pero pagué 400 € por él y ahora, tal como está el precio de las tablets, no hace que me aventure a dar ningún paso con ellas. La rápida sustitución que hicieron de los netbooks, me hace pensar que son más una necesidad creada que real. Las tablets son muy atractivas, objetos de puro deseo con interfaces muy juguetonas, pero no estoy convencido de que sean algo robusto y estándar por lo que merezca ahora dejarse un pastón.


Ai buu ken!

Me da la sensación que se produce muy a la ligera, que todo está muy verde aún. No quiero ser un early adopter. Creo que tengo bastante paciencia y me sobra mucho mes al final del sueldo.

No puedo creer que no sea cocaína

Me vais a perdonar por salir ahora con un “yo ya lo dije”, pero es que yo ya lo dije:

Apple rechaza 48 aplicaciones para el iPhone, entre las que se incluyen un pene que se mueve cuando se agita el teléfono y una camiseta que transparenta cuando se moja el iPhone.

Vale que la predicción no es exacta, pero no había contado con esto:

The iSnort, una aplicación para el iPhone / iPod Touch que simula, como máximo, medio gramo de cocaína. Virtualmente adictiva, aunque sin efectos secundarios psicológicamente graves, podría ser tan efectiva como masticar regaliz de palo para dejar de fumar.

Colaboro con el viral: la aplicación se puede descargar desde la web del dealer por 10 £. Apple, ¡legalización!

La mejor manera de ver un cuadro

En Diciembre de 2004, Google lanzó el Proyecto para bibliotecas de la Búsqueda de libros, consistente en indexar la información de los libros en formato papel. A partir de ahí ha escaneado hemerotecas completas, miles de revistas, fotos del semanario Life y, antes de pasar a indexar el ADN de toda la humanidad, han hecho lo propio con las Obras Maestras del Museo Nacional del Prado.

La Anunciació de Fra Angelico en Google Maps

La noticia no es nueva, pero hasta hoy no han incorporando en Google Maps el último de los cuadros, la Artemisa de Rembrandt. Todos ellos en Gigapixel, es decir, con una nitidez 1.400 veces mayor que la que se obtendría con una cámara digital de 10 Megapíxeles. La interfaz de Google Maps está siendo cada vez más explotada (ya la vimos para “leer” revistas impresas) y me parece que, con el auge de las pantallas táctiles, cada vez lo será más.

Me vienen a la memoria unas jornadas de Usabilidad del 2005 en la que uno de los ponentes sentenció desde el inicio que “los ordenadores no son la mejor manera de ver un cuadro“. Esta visto que uno no puede abrir la boca sin que Google le deje en evidencia.

10 nuevas palabras para la vida diaria

Las palabras o expresiones que he recogido a continuación no se encuentran ni en el Diccionario de la Lengua Española ni en la Enciclopedia, pero me calman la desazón de no conocer el nombre de ciertas cosas. Muchos de estos neologismos están seleccionados y adaptados de Urban Dictionary, una especie de diccionario social, que reúne verdaderas joyas:

  1. Destinesia: se produce cuando llegas al sitio al que pretendías ir, pero te has olvidado por qué ibas. Por ejemplo, te levantas del sofá, vas a la cocina y cuando llegas no sabes que tenías que hacer. Luego acostumbras a volver al sofá y es cuando recuerdas que ¡ibas a por una cuchara! Una modalidad online de la destinesia sería la de abrir una nueva ventana o pestaña del navegador y olvidar que página queríamos abrir.
  2. Afeitado acústico: sería lo contrario al afeitado eléctrico, para diferenciarlo del acto de afeitarse con cuchilla o maquinilla.
  3. Aibofobia (en inglés aibohphobia): miedo irracional a los palíndromos (palabras que se leen igual de izquierda a derecha que de derecha a izquierda y, de hecho, la palabra aibofobia es un palíndromo en sí). Es una ingeniosa parodia de las fobias. Algo como:
    – Hola, ¿cómo os llamáis?
    – Ana
    – Aaaaaahhhh!! (es aibofóbico)
    – Nada, yo soy Adán
    – Aaaaahhhhh!! (lo acaban de rematar)
  4. Consumabilidad: eficacia con la que los clientes adquieren un producto o servicio. Ya hemos hablado de consumabilidad antes.
  5. Robocracia o robotocracia: sistema político en la cual gobiernan los robots. En el futuro, la robotocracia asegurará que la toma de decisiones se hace desde una lógica y no desde intereses corporativos.
  6. Sargasmo: clímax sarcástico. Disfrutar exageradamente de una burla sangrienta o mordaz ironía. En mi pueblo, el Dr. House se llevaría más de una somanta palos por sus sargasmos.
  7. Relaciones textuales: sería como mantener una relación sexual mediante mensajes de texto por teléfono o email. Una especie de conversación guarrilla mediante sms, por ejemplo.
  8. Prespuesta: responder una pregunta antes de que finalice:
    – ¿Entonces estás disponi-
    – No! (prespuesta)
    – -ble el viernes?
    – …
  9. Chaponés: Restaurante japonés llevado por chinos.
  10. Disneyficación: el acto de transformar el mundo para convertirlo en algo seguro y feliz, desproveyéndolo de todo peligro. La disneyficación más conocida fue la de la famosa calle 42 de Nueva York, antaño cuna de macarras y rufianes, que tuvieron que dejar la zona a raíz de que Disney y la MTV tomarán la calle (con la ayuda de algunas leyes y la presencia de unos cuantos miles más de policías en la ciudad). Pero también se aplica al hecho de censurar o convertir algo en recomendable “para todos los públicos”.

Y una de propina:

  1. Trabajo de Clark Kent: tu trabajo diario, o el trabajo que sirve para que pagues las facturas, pero que no es lo que realmente quieres hacer. ¿Cuál es tu trabajo de Clark Kent?

Papel (electrónico) mojado

Hace treinta años el gran enemigo del capitalismo eran los comunistas. Ahora son los intangibles.

Así de claro lo deja el siempre genial Hernán Casciari aludiendo a la música o el cine y prediciendo un posible mismo futuro para los libros:

El hábito digital hace que cada vez nos resulte más complicado leer a la antigua usanza. Sobre todo, cuando el material de lectura tiene ramificaciones. Nos hemos acostumbrado al salto, al hipertexto, al procrastineo, a manejar tres o cinco ideas al mismo tiempo. Regresar al libro plano, unidireccional, es como volver a encender el fuego con una piedra y un palito.

Al final, el artículo de Casciari no es más que un elogio al placer de leer un libro. El leer en silencio, el pasar las hojas, el perderse en una librería… Yo comparto parte de ese compromiso con el papel, pero me parece ingenuo cuando alguien dice que puede bajar música y películas de Internet, pero que los libros son otra cosa. Lo mismo dirían de los vinilos sus coleccionistas y míralos, dando sus últimos coletazos.

Llevo esperando más de 5 años la aparición de la tinta electrónica, esa que hace que el ojo humano no distinga entre leer en papel y leer en pantalla, y parece que los dispositivos que la soportan están empezando a dar mucho que hablar. Una vez leí que tu casa está donde están tus libros, pero amante como soy de tener menos, para disfrutar más, y de salir por patas con la casa a cuestas en cualquier momento, estoy loco por conseguir uno de éstos. ¿Cuál sería el más aconsejable? ¿El Papyre, el Kindle, el Sony© Reader o el iLiad? Este último, a pesar de ser el más caro (ronda los 650 €), me puso palote con el siguiente vídeo:

Ni el cine mató al teatro, ni la fotografía a la pintura, ni el Kindle será homicida de los libros, pero su uso habitual cambiará. Seguro que estamos en uno de los momentos de la humanidad donde hay más gente leyendo y, aunque la sensación de leer un libro en papel no se compare con la de leer en pantalla o papel electrónico, diariamente me relaciono con mis amigos por mensajería instantánea y/o correo electrónico, pero evidentemente no se puede comparar con el estar una velada juntos, contarnos las batallitas y tomarnos unas bebidas isotónicas. No por ello el Messenger mató las charlas en las casapuertas…

De todos modos, por mucho placer que de el mojarse el dedo y pasar la página, El Manuscrito Carmesí de Antonio Gala es infumable y predecir la muerte del papel se me antoja facilón. Así que prefiero anteceder la muerte del papel higiénico. ¡Por un papel electrónico higiénico!

Predicción: la muerte del buzón de voz

Cada vez que llamo por teléfono a alguien y salta el buzón de voz, cuelgo la llamada. Nunca dejo un mensaje. Por dos sencillas razones:

  • Es estresante, me pone nervioso, es como un casting. Me siento peor que al hablar con esas máquinas que reconocen la voz en los servicios de atención al cliente.
  • Nunca escucho el buzón de voz de mi propio teléfono, incluso cuando sé que alguien me ha dejado un mensaje. ¿Por qué? Por dos sencillas razones:
    • Comportamiento social. Si ha sido por algo urgente, ya no lo es y, si intentan localizarme, llamarán de nuevo.
    • No recuerdo como escucharlo. No sé la combinación de teclas o donde hay que llamar para ello, ni me esfuerzo en saberlo. ¿Por qué? Por dos sencillas razones:
      • Las compañías ya han instaurado un servicio de llamadas perdidas que sustituye al propio buzón de voz.
      • Para batir mi propio récord de razones anidadas.

Poco queda por decir cuando hasta el propio Enrique Dans ya ha dado por muerto al buzón de voz. El máximo problema radica ahora en que este servicio nos lo dan habitualmente activado por defecto (como jugarreta para cobrar todas aquellas llamadas inútiles que se hacen cuando salta el contestador) y las opciones de desactivación del buzón se antojan jeroglíficas. Así que, enterramos el buzón de voz junto al fax en una más de nuestras predicciones.

Teléfono móvil con auricular retro

Más cerca de la Realidad aumentada

Cuando mi tutor, una eminencia en diseño de interacción, me ofreció para mi tesis universitaria la realización de un proyecto sobre Realidad aumentada, hace ya casi 8 años, me vi con la oportunidad definitiva de salir de la mediocridad.

Misterpaquet, doctor en HCI, me explicaba que, con esta técnica, un fontanero llegaría a mi casa, se pondría las gafas de Realidad aumentada y con éstas se ampliaría la realidad física para mostrar virtualmente toda la red de tuberías, de electricidad, etc. facilitándole la labor a la hora de agujerear la pared. Evidentemente, el fontanero seguiría dejándote tieso al presentarte la factura, pero no habría acabado rompiéndote el mueble del lavabo de cristal templado.

Recuerdo haber imaginado la Realidad aumentada como los visores de combate de la saga Dragon Ball.

Visor de combate (scouter) de Dragon Ball

En esa época, en la que no existía Google Maps, los teléfonos móviles parecían walkie-talkies y las siglas GPS me sonaban a carreras de motos, el proyecto se me antojó irrealizable. El profesor se acabó suicidando unos años más tarde y yo acabé haciendo una web como tesis.

Todo esto me viene a la memoria cuando veo cosas como las que hace Enkin, un nuevo concepto de navegación que combina GPS, sensores de orientación, gráficos 3D, vídeo en vivo y varios servicios web para ofrecer una interfaz de usuario novedosa para la navegación a través del móvil.

Como dice Harry, “en cuatro días esto se usará para cruzarlo con redes sociales e identificar a tus amigos del Myspace, Facebook…”. Harry a 100 metros, en el puesto de los helados.