Concepto: el Efecto Zeigarnik

Aquí tienen la prueba de cuan beneficiosas son las partidas a la PlayStation para descansar del estudio. El efecto Zeigarnik sugiere que los estudiantes que realizan pausas mientras están estudiando, haciendo durante ese tiempo otras actividades no relacionadas (como jugar con la consola), recordarán mejor el material que los estudiantes que hayan completados sesiones de estudio sin descanso.

Este concepto organizativo del cerebro define su tendencia a recordar lo incompleto. Se denomina efecto Zeigarnik, en honor a la psicóloga rusa Bluma Zeigarnik [en] que descubrió que las personas tendemos a recordar mejor las tareas incompletas, o interrumpidas, que las ya terminadas.

Es propio de la naturaleza humana querer completar las tareas o escuchar el final de la historia, y cuando no podemos se genera una tensión psicológica, una preocupación basada en la motivación por terminar. El recurso “continuará…” de las series de televisión es una aplicación de este efecto, así del porqué la multitarea nos puede mantenernos más despiertos que cuando estamos centrados en una única labor.

Cargador de contenido para la web

Este efecto tiene una interesante doble aplicación en el desarrollo web. Cuando involucramos a un usuario en una tarea larga, es recomendable crear una secuencia de tareas simples (con una barra de progreso o pasos numerados que indican donde nos encontramos en el proceso, por ejemplo) para atraparlos y dirigirlos por la aplicación. Claro que cuanto más compleja y larga sea la tarea es muy posible que el usuario tenga que ser interrumpido por otras menores o mas rápidas de hacer. Una manera de combatir el efecto Zeigarnik en este caso, es haciendo difícil, sino imposible, divergir del flujo de páginas. Usando cuadros de diálogo modales que interactúen con el servidor (AJAX), se pueden añadir subtareas dentro del mismo flujo.

Mi última recomendación para combatir el efecto Zeigarnik es dejar de preocuparse por lo que hay que hacer, algo que provoca un estado de alerta en nuestro cerebro y puede conducir hacia males mayores. No hagan el esfuerzo por retener lo que está por hacer, utilicen las herramientas adecuadas para ello.

Entradas relacionadas:

Papel (electrónico) mojado

Hace treinta años el gran enemigo del capitalismo eran los comunistas. Ahora son los intangibles.

Así de claro lo deja el siempre genial Hernán Casciari aludiendo a la música o el cine y prediciendo un posible mismo futuro para los libros:

El hábito digital hace que cada vez nos resulte más complicado leer a la antigua usanza. Sobre todo, cuando el material de lectura tiene ramificaciones. Nos hemos acostumbrado al salto, al hipertexto, al procrastineo, a manejar tres o cinco ideas al mismo tiempo. Regresar al libro plano, unidireccional, es como volver a encender el fuego con una piedra y un palito.

Al final, el artículo de Casciari no es más que un elogio al placer de leer un libro. El leer en silencio, el pasar las hojas, el perderse en una librería… Yo comparto parte de ese compromiso con el papel, pero me parece ingenuo cuando alguien dice que puede bajar música y películas de Internet, pero que los libros son otra cosa. Lo mismo dirían de los vinilos sus coleccionistas y míralos, dando sus últimos coletazos.

Llevo esperando más de 5 años la aparición de la tinta electrónica, esa que hace que el ojo humano no distinga entre leer en papel y leer en pantalla, y parece que los dispositivos que la soportan están empezando a dar mucho que hablar. Una vez leí que tu casa está donde están tus libros, pero amante como soy de tener menos, para disfrutar más, y de salir por patas con la casa a cuestas en cualquier momento, estoy loco por conseguir uno de éstos. ¿Cuál sería el más aconsejable? ¿El Papyre, el Kindle, el Sony© Reader o el iLiad? Este último, a pesar de ser el más caro (ronda los 650 €), me puso palote con el siguiente vídeo:

Ni el cine mató al teatro, ni la fotografía a la pintura, ni el Kindle será homicida de los libros, pero su uso habitual cambiará. Seguro que estamos en uno de los momentos de la humanidad donde hay más gente leyendo y, aunque la sensación de leer un libro en papel no se compare con la de leer en pantalla o papel electrónico, diariamente me relaciono con mis amigos por mensajería instantánea y/o correo electrónico, pero evidentemente no se puede comparar con el estar una velada juntos, contarnos las batallitas y tomarnos unas bebidas isotónicas. No por ello el Messenger mató las charlas en las casapuertas…

De todos modos, por mucho placer que de el mojarse el dedo y pasar la página, El Manuscrito Carmesí de Antonio Gala es infumable y predecir la muerte del papel se me antoja facilón. Así que prefiero anteceder la muerte del papel higiénico. ¡Por un papel electrónico higiénico!

Predicción: la muerte del buzón de voz

Cada vez que llamo por teléfono a alguien y salta el buzón de voz, cuelgo la llamada. Nunca dejo un mensaje. Por dos sencillas razones:

  • Es estresante, me pone nervioso, es como un casting. Me siento peor que al hablar con esas máquinas que reconocen la voz en los servicios de atención al cliente.
  • Nunca escucho el buzón de voz de mi propio teléfono, incluso cuando sé que alguien me ha dejado un mensaje. ¿Por qué? Por dos sencillas razones:
    • Comportamiento social. Si ha sido por algo urgente, ya no lo es y, si intentan localizarme, llamarán de nuevo.
    • No recuerdo como escucharlo. No sé la combinación de teclas o donde hay que llamar para ello, ni me esfuerzo en saberlo. ¿Por qué? Por dos sencillas razones:
      • Las compañías ya han instaurado un servicio de llamadas perdidas que sustituye al propio buzón de voz.
      • Para batir mi propio récord de razones anidadas.

Poco queda por decir cuando hasta el propio Enrique Dans ya ha dado por muerto al buzón de voz. El máximo problema radica ahora en que este servicio nos lo dan habitualmente activado por defecto (como jugarreta para cobrar todas aquellas llamadas inútiles que se hacen cuando salta el contestador) y las opciones de desactivación del buzón se antojan jeroglíficas. Así que, enterramos el buzón de voz junto al fax en una más de nuestras predicciones.

Teléfono móvil con auricular retro

Innovación y usabilidad: el graffiti 3D

Innovador no significa que sea usable y usable raramente significa innovador.

No deseo aguar la fiesta con esta cita sino, más bien, completar con un vídeo impactante sobre las posibilidades de la Realidad Aumentada en proyectos vivos. En este caso, la capa de información que se añade no está previamente generada, sino que es interactiva y la crea el usuario: un graffiti en tres dimensiones cuyo lienzo es la Realidad Aumentada.

Más información en nextwall [en].

El cristal con el que se mira la Realidad Aumentada

En 10 Futuristic User Interfaces nos presentan algunos desarrollos recientes en el campo del diseño de experiencia de usuario. No es sólo una muestra de técnicas del futuro, sino que muchas de ellas son ya realidad: nuevas perspectivas en videojuegos, interfaces hápticas y mentales, algún uso muy interesante con holografías, etc. Como me da pereza pensar mucho en el futuro, sólo me gustaría profundizar en una de las interfaces, la que llaman Futuristic Glass (Cristal del futuro).

Concepto de Realidad Aumentada con Cristal
Concepto de Realidad Aumentada con Cristal

El concepto original [en] parte de la integración de todos los servicios de búsqueda actuales de Internet en un dispositivo todo-en-uno (Wi-Fi, cámara, escáner) de pantalla táctil. En verdad, me resulta tan atractivo porque es claramente un proyecto de Realidad Aumentada, que trata de enriquecer el mundo que nos rodea (aka Mundo Real™) con capas de información. Una especie de lupa que muestra datos sobre la imagen reconocida:

Concepto de Realidad Aumentada con cristal
Concepto de Realidad Aumentada con cristal
Concepto de Realidad Aumentada con cristal

Dejando a parte la dificultad técnica para desarrollar este dispositivo, que incluso no sabe desde que perspectiva estás mirando (por eso viene a la cabeza siempre el montar la Realidad Aumentada en unas gafas), no deja de ser fascinante el que pudiéramos obtener información de cualquier elemento que apuntemos. Incluso de las personas. ¿Imagináis en que medida se compromete la privacidad de esta manera?

Concepto de Realidad Aumentada con cristal

Recomendación a parte: Echa un vistazo a uvLayer, una aplicación web para gestionar vídeos con una interfaz de arrastrar y soltar muy juguetona.

Entradas relacionadas:

Están locos estos americanos (…de los EEUU)

Ya les toco a los ingleses y también a los españoles. Ahora es el turno de los americanos.

El 23 de Julio de 1983, un Boeing 767 de la compañía aérea Air Canada que hacía el trayecto Montreal-Otawa se vió obligado a realizar un aterrizaje de emergencia al quedarse sin combustible en pleno vuelo. Canadá estaba en pleno proceso de adaptación de pesos y medidas al sistema métrico internacional y repostaron una cantidad de litros cuando los cálculos habían sido hechos en galones. Gracias a la pericia del piloto solamente dos pasajeros sufrieron heridas leves.

Una de las confusiones más famosas con respecto a las unidades de medida fue la que se produjo cuando la sonda Mars Climate, que debía realizar funciones de comunicación para la famosa Mars Polar Lander, se desintegró al comenzar su órbita en la atmósfera de Marte. Era el día 23 de Septiembre de 1999 y un error al calcular en libras por segundo en vez de newtons por segundo le costó a los contribuyentes americanos un satélite de 128 millones de dólares.

Estos y algunos otros errores de conversión de medidas [en] se han producido por la convivencia de varios sistemas y por la mayor o menor reticencia de algunos países por usar los estándares internacionales.

No hace tanto que términos como acre, almud, arroba, bala, cana, celemín, codo, estadio, fanega, furlong, galón, leguas, libras, mano, milla, onza, pie, pipa, pulgada, quintal, real o varas han dejado de utilizarse para reglar la vida cotidiana de la gente. La lista de unidades de medida es enorme. Pero, ¿a partir de qué momento a alguien se le ocurrió el utilizar una conjunto de medidas para todos igual?.

Al parecer el problema ya venía de largo. Las relaciones comerciales se complicaban debido a que cada nación tenía sus propias medidas. Por ejemplo, un codo hacía 40.2 cm en una parte de Alemania, 70 cm en Holanda y 94,5 cm en Edinburgo. A esto hay que sumarle que dentro de cada nación no era extraño que convivieran diferentes valores para una misma unidad. Un estudio suizo de 1838 revela que el pie tenía 37 variaciones regionales y el codo, 68. Disponían de 83 diferentes medidas para pesar el grano y 70 para líquidos. Imaginemos lo poco práctico que era esto en las transacciones comerciales de la floreciente Europa burguesa.

La unificación del sistema métrico fue una de las muchas reformas aparecidas durante el periodo de la Revolución Francesa entre 1789 y 1799. Y quizás ningún otro aspecto de la ciencia aplicada afecta al curso de la actividad humana tan directa y universalmente. En plena época del racionalismo ilustrado y también para iniciar una nueva etapa científica alejada de las connotaciones del antiguo régimen, los propulsores de la reforma pretendían garantizar la uniformidad y permanencia de las unidades de medida. Sus dos principios fundacionales del nuevo sistema eran: estar basado en la observación científica y ser de base decimal.

Así pues se definió el metro en 1793 como una diezmillonésima de la cuarta parte del meridiano terrestre que pasa por París. Era la época de las expediciones científicas y se realizaron prospecciones especialmente dirigidas a averiguar esta distancia. Para el volumen se definió la pinta (nuestro actual litro) como el volumen de un cubo de lado igual a la décima parte del metro. Para la masa se definió el grave (kilogramo) como la masa de una pinta de agua destilada a la temperatura de fusión del hielo. Y ya puestos, crearon la escala de temperaturas que iba de los 0º a los 100ºC correspondientes a los puntos de congelación y ebullición del agua (escala Celsius).

Científicos de la talla de Pierre Simon Laplace, Jean Baptiste Delambre y Antoine-Laurent Lavoisier estuvieron involucrados en le proceso.

El 7 de Abril de 1795 se estableció el sistema de medidas unificado en Francia mediante un decreto estatal. Se construyó una barra de metal de esa medida para el metro y una pieza para el kilogramo. Esta nueva propuesta de medición se dio a conocer a científicos de Países Bajos, Suiza, Dinamarca, España e Italia en una conferencia y entre 1798 a 1799 se validaron los cálculos para nuevos modelos base. Se utilizó el platino como material para los patrones del metro y el kilo.

Poco a poco este nuevo sistema fue extendiéndose por Europa incluyendo a Gran Bretaña e incluso a los Estados Unidos de América. Pero allí quizás le faltó a este nuevo sistema un poco de marketing para vender un poco mejor sus ventajas.

Desde principios de 1800 se reconocía en América las grandezas de este sistema pero al ser una competencia que recaía en el Congreso, el presidente George Washington encargó a Thomas Jefferson realizar un estudio sobre su viabilidad. Jefferson concluyó que como las mediciones básicas para determinar las unidades habían sido realizadas en suelo europeo, la comprobación de las mismas supondría un coste altísimo para la incipiente nación americana que bastante tenía con vencer a los ingleses y posicionarse como un nuevo estado.

Factores como el inestable uso del nuevo sistema en Francia, Napoleón llegó a derogar las terminologías de las nuevas medidas alegando que eran una herencia directa de la época de la Revolución francesa; y complejas tramas políticas que no posicionaban muy bien a los franceses ante los americanos (pactos con los ingleses, ataques a barcos americanos, etc) provocaron que los americanos que ya tenían un sistema unificado de medidas para sus 22 estados, no se preocuparan de utilizar un estándar de medición hasta pasada su Guerra Civil.

Una serie de exposiciones internacionales a mitades del siglo diecinueve permitieron al gobierno francés promover el sistema métrico para el uso mundial. Entre 1870 y 1872 se celebraron una serie de reuniones internacionales de científicos para dar con unos nuevos modelos que sustituyeran a los primeros. El 20 de mayo de 1875, 17 países incluidos los Estados unidos aprobaron el Tratado del Metro en una conferencia diplomática de alto contenido científico. Se creó la Oficina Internacional de Pesas y Medidas. En 1884 se fabricaron 40 barras de kilogramo y 30 metros que se distribuyeron entre los países firmantes.

Con el paso de los años y con el desarrollo científico fue necesario el ir creando nuevas convenciones de medición estándar (electricidad, fotometría, radiación, luminosidad, etc) además de revisar y corregir los modelos base del metro y del kilogramo. De esto se encargó la Oficina Internacional de Pesas y Medidas que en 1960 definió seis unidades físicas básicas (metro, kilogramo, segundo, kelvin, amperio y candela) que es lo que se conoce como el Sistema Internacional de Unidades, abreviado SI. En 1971 se añadió el mol como unidad para mostrar la cantidad de sustancia.

Estados Unidos comenzó su particular proceso de conversión al sistema métrico [en]. Su gran aliado comercial, Gran Bretaña, se metió de pleno en ello a partir de 1965, simplemente por el proceso de formación de la Unión Europea que en un principio tenía un componente de unificación económica y comercial. El Congreso de los Estado Unidos, mediante el Acta de Conversión de 1975, designó el sistema métrico como “el sistema preferido para pesos y medidas para el comercio y el intercambio de Estados Unidos”. Los organismos públicos estaban así obligados a utilizar este sistema y también a ayudar a la industria y especialmente a los pequeños comercios a pasar al sistema internacional. De todos modos, el sector privado quedó sin una legislación que obligará a la utilización del estándar de medidas.

La realidad es que la práctica diaria del sistema internacional de medidas es reducida. La temperatura en los partes meteorológicos se sigue dando en grados Fahrenheith y en las señales de tráfico se usan millas. Para los productos de consumo masivo se está intentado ir hacia una utilización “redondeada” del sistema métrico pero se siguen utilizando galones y onzas para los líquidos y libras para los pesos. En la construcción y en la aviación se continúan utilizando los pies como unidad de medida. En disciplinas como la ciencia, la medicina y la educación el sistema internacional está adoptado. Y siempre sin dejar de lado las tablas de conversiones [en].

Estados Unidos no es un caso aislado en la utilización de medidas particulares. Junto con Mynamar (antigua Birmania) y Liberia son los tres únicos países del planeta que no han adoptado oficialmente el sistema internacional de medidas. Esperemos que más pronto que tarde se den cuenta de su error.

Interfaces etéreas

Desde siempre me han atraído las interfaces donde la conexión física, que no funcional, es mínima. Estamos tan acostumbrados a relacionarnos con las máquinas y ordenadores de forma manual (palancas, volantes, botones, teclados, ratones, mandos, etc) que cuando vemos otro tipo de interacciones donde no se utilizan esos dispositivos, nos sorprendemos.

Ya de pequeño aluciné con el juego de ajedrez estelar que se inventó el señor George Lucas hace ya más de treinta años para entretener a los pasajeros del Halcón Milenario. En la primera película de la saga, Star Wars IV: A new hope, R2-D2 juega una partida contra Chewbacca al Dejarik Holochess. Una especie de ajedrez galáctico con hologramas de criaturas donde éstas cobraban vida propia y se pegaban unos buenos mamporros.

Jugando al Dejarik Holochess en el Halcón Milenario

Recogiendo un poco esta idea de videojuego holográfico, PlayStation3 ha creado un juego de cartas al estilo Magic donde utilizando su webcam Eyetoy, la consola reconoce unas cartas físicas que se colocan sobre un tablero y les da vida en tres dimensiones en la pantalla respondiendo a nuestros movimientos con la carta real. El juego se llama Eye of Judgement y podemos ver su funcionamiento en este vídeo:

De nuevo gracias a la ciencia ficción y a los estrenos de cine me volví a asombrar, esto no hace ya tanto, con el sistema que utilizaba Tom Cruise en la adaptación al cine de Minority Report del gran Philip K. Dick. Allí Cruise, haciendo de policía de la unidad Precrimen, utilizaba una gran interfaz que se cargaba en el aire y que le permitía ver los momentos anteriores al cometimiento de un crimen. Le servía para ordenar secuencias de imágenes, aumentarlas y eliminarlas para al final conseguir una imagen del criminal y de su ubicación. Todo esto de pie y con sus manos.

minority report interface

Pues bien, de llevar esto a nuestra realidad no estamos tan lejos. Ya se están realizando interfaces que nos permiten una libre interacción con los objetos proyectados.

Seguir leyendo…

La masturbación robótica a punto de llegar

Me permito traducir, ahora que escribe en inglés, un explícito post de Javier Cañada sobre prototipado de productos:

Cuando convergen metodologías iterativas para el diseño de productos (garage-style) y el negocio de los juguetes sexuales, nos encontramos con prototipos tempranos como este:

Tienen disponibles unidades para los betatesters. ¿Quieres unirte a su programa?

La ordenación alfabética está obsoleta

Seguramente no será necesario que les presente a Seth Godin, por lo que seré breve y descriptivo. Gurú de gurús, creador de conceptos, escritor superventas, filósofo visionario, estrella del marketing, calvo. Hasta tiene su propia figura de acción.

Acostumbro a quedar asombrado de muchas de las ideas de Seth, como por ejemplo que generalmente ordenar alfabéticamente no es una buena idea en aplicaciones informáticas.

Cuando revisamos la carpeta de mensajes no deseados (spam), no deberíamos tener la lista ordenada alfabéticamente por remitente, ni tampoco ordenada cronológicamente. Un orden mucho más adecuado sería el de mostrar los mensajes en orden de menos probabilidad de que sean spam a más. En la agenda de contactos, una ordenación más útil sería por contacto reciente o por algún tipo de recordatorio o aviso de la agenda.

Los archivos de datos, la lista de reproducción de canciones, un catálogo de productos… ninguno debería ir en orden alfabético. Imágenes ordenadas por colores, canciones listadas por aquellas que no se han escuchado últimamente pero que se parecen a las ya escuchadas, libros por relevancia temática…

Imágenes ordenadas por color

Por último, Seth encuentra una excepción, el nombre de las pistas de esquí. Deberían estar ordenadas de la A a la Z, de izquierda a derecha mirando a las montañas. De esta manera, si alguien dice: “nos vemos en la cima del Orodruin”, sabremos donde es sin necesidad de mirar en el mapa. Un tanto optimista, en mi opinión.