Conspiranoia: las impresoras de inyección de tinta

¿Cuáles son los elementos básicos que toda respetable teoría conspirativa debe poseer? En este artículo de Wired identifican los 6 ingredientes indispensables para este tipo de conjeturas y sin necesidad de masones de por medio. ¿Nunca habéis escuchado nada sobre la conspiración de las impresoras de inyección de tinta?

¿Me estás tomando el pelo? La impresora de inyección de tinta fue una completa farsa! Piénsalo detenidamente, todo el mundo sabe que la tinta de los cartuchos está hecha de sangre de unicornio. ¿Y te has fijado que HP y EPSON han empezado a comportarse de forma muy extraña? Es obvio que no quieren que esta trama salga a la luz. Quiero decir, ¿qué pasaría si la gente empezara a preguntarse por qué las impresoras de inyección de tinta son tan baratas? Bueno, puede que sirva para engañar a la plebe, pero los miembros de la Oficina Sin Papel no se tragan esta historia. Mira, no sólo lo digo yo, Gillete con sus cuchillas desechables está convencido también. Pero tenemos que actuar rápidamente, porque quién sabe cuando se atascará el papel de nuevo. Sólo quería que supieras de todo esto, en caso de que desaparezca.

La clave reside en susbtituir los elementos en negrita por una serie conceptos que conformarán una plantilla para generar todo tipo de teorías conspirativas:

¿Me estás tomando el pelo? [suceso en cuestión] fue una completa farsa! Piénsalo detenidamente, todo el mundo sabe que [precedente conocido]. ¿Y te has fijado que [nombrar a alguien poderoso] han empezado a comportarse de forma muy extraña? Es obvio que no quieren que esta trama salga a la luz. Quiero decir, ¿qué pasaría si la gente empezara a preguntarse [pregunta inquietante]? Bueno, puede que sirva para engañar a la plebe, pero los miembros de [grupo dedicado a la búsqueda de la verdad] no se tragan esta historia. Mira, no sólo lo digo yo, [aprobación de un experto] está convencido también. Pero tenemos que actuar rápidamente, porque [indicio de una amenaza imminente]. Sólo quería que supieras de todo esto, en caso de que desaparezca.

En los comentarios de 6 Elements Every Conspiracy Theory Needs podréis encontrar decenas de teorías conspiranoicas. Un par de ellas me han llamado suficientemente la atención como para dejarlas en los comentarios de esta entrada. Si alguien se anima a destapar alguna trama, que lo haga de manera anónima, no vaya a tener problemas…

El arte de ser minimalista

Me he leído “El arte de ser minimalista“, un libro electrónico de Eve­rett Bogue, escritor de profesión y minimalista de vocación, que recientemente ha sido traducido al español por Valentina Thörner Da Cruz, la blogger detrás de Valedeoro. No es un manual para seguir al pie de la letra de buenas a primeras. No todo hijo de vecino puede reconvertirse en un minimalista de libro, pero dice cosas muy interesantes de las que somos fans aquí.

Probablemente el señor Bogue acabó quemadísimo de dejarse la salud y el dinero en la noche y el postureo Neoyorquino y decidió dar un giro completo a su vida. Ahorró 3 kilo dólares y se marchó con lo puesto a recorrer mundo. A veces, es la única salida, dejarlo todo, cortar con todo una vez has tocado fondo. De ninguna manera ésto le resta mérito a lo que ha conseguido (y está manteniendo), pero también se puede llegar a dar un gran cambio de una manera progresiva, con pequeñas acciones que al final resultarán en un buen giro a tus hábitos.

Actúa ya mismo:

  • Para empezar a limpiar tu vida, simplemente coge un objeto todos los días y decide lo que quieres hacer con ello. Recíclalo, dónalo, tíralo;
  • Consume menos, para ser más;
  • Anota todas las compras que tengas pensado hacer en una lista de espera de 30 días;
  • Tomate un día para responder a cualquier cosa;
  • Deshazte de un amigo.

De lo mejor sin duda en este libro es la traducción y adaptación que han hecho Valentina y Evangelina Buffa, y la versión para leer en pantalla, si te animas a descargarla de Scribd, está muy lograda. Para cerrar por todo lo alto, en la penúltima pagina, ¡el autor nos desvela el secreto de la felicidad! ¡El minimalismo va a llegar!

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La cantina de la Estrella de la muerte

Tan sólo una coña más y nos ponemos serios de nuevo (¿dónde está el Gurú cuando se le necesita?). Además, es bastante viejuno y, aunque parece que no aporta nada nuevo (¿otro cruce de Lego y Star Wars?), es en realidad una escenificación de uno de los monólogos de Eddie Izzard (wikipedia [en] | web oficial | twitter).

Eddie Izzard es un actor y humorista británico al que le gusta travestirse en sus actuaciones. De esta guisa tiene un monólogo en el que habla sobre la trilogía de Star Wars y, suponiendo que, al igual que en toda empresa de grandes dimensiones, también debe haber una cafetería o cantina donde los operarios de la Estrella de la muerte van a pasar sus ratos “muertos”, recrea una conversación entre Darth Vader y uno de los trabajadores. El diálogo es hilarante de por sí, pero alcanzó el súmmum cuando un tal Thorn2200, que dicen que contaba con 15 años por entonces, lo adaptó en una animación stop motion con Lego. Está en inglés, pero hasta yo lo he entendido (actualización: subtitulado en español):


– Te puedo matar con sólo pensarlo.
– Bueno, pero necesitarás una bandeja de todas formas…

Cómo funcionan las direcciones en Japón

Derek Sivers, músico profesional y uno de esos exitosos emprendedores que han hecho de la web su mejor aliado, nos explica de que manera funcionan las direcciones japonesas.

Básicamente, un japonés no piensa en nombres para las calles, sino para los bloques construidos en ellas. A nosotros nos sorprende que los bloques tengan nombres, ya que son justamente lo que se edifica a los lados de las calles. Pero en Japón son las vías las que no tienen nombres, los bloques los tienen y las calles son el espacio que queda entre los bloques, que se numeran por orden en que son edificados:

Lo mejor es que Dereck realizó un didáctico vídeo explicando como funcionan las direcciones en Japón. Este vídeo forma parte de una charla titulada Direcciones japonesas: el opuesto también es verdad [en], para una TED Conference:

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Lo que antes era gratis ahora se paga: la privacidad

En el primer artículo sobre la serie “lo que antes era gratis ahora se paga”, además de hablar del agua embotellada, señalé mi convicción sobre el valor (económico) que tomará la intimidad o la privacidad en un futuro cercano. Quiero recordar que “lo que antes era gratis ahora se paga” no es una medida para solucionar una crisis, sino una tertulia sobre cosas que siempre hemos conseguido gratis o casi sin esfuerzo y que luego, con el paso del tiempo, pagamos bastante por ellas.

En prácticamente todas las constituciones modernas, se acostumbra a reconocer el “derecho a la intimidad”, a garantizar “el secreto de las comunicaciones”, la “inviolabilidad de la vivienda”, etc. Sin embargo, el derecho a la intimidad es algo relativamente moderno. Puesto que no había necesidad de privacidad en el pasado, tampoco se exigía ese privilegio. Probablemente no hacía falta porque el progreso aún no permitía la disolución de la intimidad, pero actualmente, desde la informática a la genética, los avances científicos y tecnológicos que fomentan el progreso no hacen más que generar nuevos peligros para la intimidad.

En 1890, con la prensa y la fotografía despuntando en los media, Samuel Warren y Lous Brandeis parieron The Right to Privacy (El derecho a la intimidad [pdf]), alertados por el nuevo cauce de acontecimientos que traía consigo la comunicación:

“La prensa está traspasando, en todos los ámbitos, los límites de la propiedad y de la decencia. El chismorreo ha dejado de ser ocupación de gente ociosa y depravada para convertirse en una mercancía.”

En la soledad de nuestra habitación somos más conscientes de nuestra privacidad, pero correr la cortina de una ventana que da a la calle no nos salva de ser continuamente grabados y rastreados. Cientos de cámaras situadas en vías, transporte público, tiendas, cajeros automáticos y teléfonos móviles de personas que están a nuestro alrededor registran nuestros movimientos, voz y posición ininterrumpidamente.

Sin embargo, toda esta intrusión en nuestra intimidad no es nada comparable a aquella a la que el mundo online nos somete. Con todos los dispositivos que permiten conectarnos a Internet, cada vez que contactamos con un servidor, se están identificando y almacenando nuestras acciones, localización y variados datos personales (nombre, fecha de nacimiento, números de teléfono, dirección postal, tarjetas de crédito, etc).

No es que en el pasado no se pudieran dejar trazas de nuestra actividad, la gran diferencia es que ahora no nos damos cuenta de las innumerables huellas que vamos dejando atrás. Contemplemos un fragmento del escenario “24 horas sin intimidad” [en], en el que un joven comienza el día revisando su correo electrónico desde tu teléfono móvil:

Otro aviso de su banco, un email reenviado de un amigo, cinco nuevos mensajes de sus compañeros de trabajo y un mensaje íntimo de una chica que conoció la semana pasada en una fiesta. Evita una sonrisa de satisfacción porque sabe que ella está jugando con él.

Sin él saberlo, cuatro copias de su correo electrónico privado se almacenan en diferentes lugares de todo el mundo. La primera queda almacenada en su teléfono, una segunda copia permanece en los servidores de un gigantesco buscador de Internet, la tercera la acopia una empresa de electrónica de consumo que se encarga de reenviarle el correo y, la cuarta copia de sus emails, está en los servidores de la red social masiva desde donde se originó el mensaje de la chica. Cada una de estas copias se duplican a través de los servidores en pro de la seguridad que ofrece la redundancia. Cuatro empresas independientes, dirigidas por personas que nunca conocerá, almacenan sus mensajes más íntimos. Una quinta firma, formada por un conglomerado de telecomunicaciones, registra todo el proceso y lo asocia a su cuenta.

Todo esto sucede dentro de un servicio, el correo electrónico, que todo el mundo interpreta como algo extremadamente privado (razón por la que Google la lió parda al abrir un servicio público como Buzz dentro de Gmail). Podemos pensar, sin embargo, que no es tan grave. Al fin y al cabo, ¿a quién le interesa esa información, mi aburrida vida y los mensajes calentorros? Pues bueno, no tiene ningún valor hasta que alguien quiere algo de ti. Ya sea alguién con intención de robarte, de venderte algo o de controlarte.


El derecho a la intimidad pasa a segundo plano con la justificación de la seguridad, por Clay Bennett

En este sentido, las aseguradoras van a jugar un papel muy relevante en el futuro. Un sector deseoso de saberlo todo sobre nosotros y convertir nuestra vida privada en producto. Tal como predice Jacques Attali en “Una breve historia del futuro”, las empresas de seguros van a tener cada vez más importancia, ya que el ciudadano decidirá asegurarse de todo para poder acceder a servicios que no podría pagarse. En este punto, las agencias de seguros exigirán tener más control sobre sus clientes:

La gente será consciente que para cumplir las condiciones de sus contratos de seguro (seguro de todo), deberá escanearse. Por ejemplo, el seguro de salud requerirá hacer un esfuerzo por mantenerse en forma. Asegurarse de empleo (por si dejas de tenerlo) exigirá que hagas esfuerzos para mantenerte al día (empleabilidad). Entonces, los aparatos o métodos que te permitirán ver si estás o no en las condiciones exigidas por los contratos serán los “objetos de vigilancia”.

Tal vez debamos empezar a acostumbrarnos a que privacidad sea tener el control sobre como la información fluye. A comprender el entorno social para comportarnos adecuadamente. Simplemente porque un servicio sea gratis en internet, no significa que no hagas un sacrificio cuando lo uses. Aunque puede parecer una bendición que “internet no olvide”, es también una maldición, razón por la cual están floreciendo empresas como ReputationDefender.

En el preciso momento en el que todos seamos localizables y nuestros datos personales queden expuestos a merced de cualquiera, empezaremos a pagar por algo que siempre hemos tenido gratis. Pagaremos por estar desconectados, por estar en un lugar donde no se nos pueda localizar, por salvaguardar nuestra intimidad. ¿No lo estamos haciendo ya?

Es complicado

Te empeñarías en hacerme meter la ropa sucia en un cesto, y me mortificarías por desperdiciar mi coco y mis contactos familiares y me obligarías a recordar tus cumpleaños y a preocuparme de tus orgasmos. Eso es la vida en pareja… soy partidario de que cada cual apechugue con sus cumpleaños y sus orgasmos sin darle la brasa al prójimo.

Soltero se quedará Pablo Miralles, el protagonista de Lo mejor que le puede pasar a un cruasán de Pablo Tusset, después de tal comentario. Posiblemente no sea sólo eso la vida en pareja, hay también que apechugar con los cumpleaños de la suegra, pero lo cierto es que la sociedad actual impone unos valores distintos a las relaciones de pareja. La tecnología misma está cambiando las relaciones entre las personas.

Relationship status @ FaceBook

“Es complicado” es una de las opciones del desplegable “Situación sentimental” de Facebook. Una preferencia que podría aplicarse a una multitud de casos. Es el comodín del estado íntimo. Al fin y al cabo, las relaciones sentimentales son complicadas. Si las preconcebimos además con mitos como el de la media naranja y el de la “familia tradicional” nos adentramos en física cuántica.

El de la “familia tradicional” porque no puede imperar el mismo modelo siempre, nunca lo ha hecho y éste acabará cambiando. Las necesidades actuales son muy diferentes a las de hace un siglo. Las personas (sobretodo las mujeres) tienen otros roles sociales, las parejas pueden ser del mismo sexo y con el incremento de la esperanza de vida la promesa “para toda la vida” se vuelve más difícil de cumplir. Aunque el concepto de familia siempre seguirá siendo el de una comunidad de personas unidas por ciertos vínculos, la unidad familiar se adaptará a los tiempos.

El mito de la media naranja, sin embargo, es más fácil de desmontar. El del amor romántico, el del sin ti no soy nada… Ese amor no es para siempre. El amor romántico es un arma de doble filo, le puede dejar a uno hecho un harapo y tiende a desaparecer en un tiempo. En cambio, el sexo sí es para siempre. ¡Feliz Día de San Valentín!


Adaptado al español de GraphJam.

PD: Cariño, lo nuestro es diferente, nuestro amor sí que va a ser para siempre. Happy Valentine!

Una comida por la que morir

No se puede llamar mundo moderno a un mundo en el que más de 50 países aún mantienen y utilizan la pena de muerte. Qué los vinilos y los libros todavía resistan o que se vea alguna que otra cinta VHS tiene un pase, pero lo de la pena de muerte es de juzgado de guardia —bueno, más bien de tribunal supremo en este caso.

Japón y Estados Unidos la siguen aún contemplando y en ambos países se sigue practicando la tradición de ofrecer al condenado una comida especial, la última antes de que sea ejecutado. Una tradición que es en realidad ancestral. En culturas como las griegas, egipcias o romanas se facilitaban alimentos antes de la muerte para afrontar el largo viaje a la otra vida y los aztecas alimentaban a sus sacrificios humanos. La comida más famosa de todas es sin duda La última cena, aquella en la que Jesús sabía que moriría al día siguiente y que consistió en pan y vino en compañía de sus amigos, a.k.a. apóstoles.

David Allen Castillo fue condenado a muerte por el asesinato en 1983 de una mujer a la que apuñaló varias veces durante el robo en una licorería en Texas. Ya desde el corredor de la muerte, la petición para su última ingesta la conformaban 24 tacos, 6 enchiladas, 6 tostadas, 2 cebollas, 5 jalapeños, 2 hamburguesas de queso, un batido de chocolate, un litro de leche y un paquete de Marlboro. Al final se le quedó en 4 tacos [en], que los penitenciarios tienen sus propias reglas incluso para la última dieta.

El mismo Departamento de Justicia de Texas mantenía una web desde la que el público podía revisar las últimas dietas de cada prisionero sentenciado a muerte. En 2003, esta página web se cerró debido a diversas quejas que tachaban la información de fetichista y morbosa. Basándose probablemente en estas listas, el británico James Reynolds ha realizado una serie de fotografías documentando estas peticiones a las que ha llamado Last Suppers (Últimas cenas):








Otros trabajos interesantes de este recién graduado (al que vale mucho la pena ojearle el portfolio) :


6-Pack Typeface (La tipografía 6-pack): alfabeto y números hechos con los anillos de plástico de los packs de 6 latas.


Far Foods: un envasado alternativo para los supermercados. Muestra la distancia desde la que viajan los alimentos al estilo de las tarjetas de embarque.

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