Más cerca de la Realidad aumentada

Cuando mi tutor, una eminencia en diseño de interacción, me ofreció para mi tesis universitaria la realización de un proyecto sobre Realidad aumentada, hace ya casi 8 años, me vi con la oportunidad definitiva de salir de la mediocridad.

Misterpaquet, doctor en HCI, me explicaba que, con esta técnica, un fontanero llegaría a mi casa, se pondría las gafas de Realidad aumentada y con éstas se ampliaría la realidad física para mostrar virtualmente toda la red de tuberías, de electricidad, etc. facilitándole la labor a la hora de agujerear la pared. Evidentemente, el fontanero seguiría dejándote tieso al presentarte la factura, pero no habría acabado rompiéndote el mueble del lavabo de cristal templado.

Recuerdo haber imaginado la Realidad aumentada como los visores de combate de la saga Dragon Ball.

Visor de combate (scouter) de Dragon Ball

En esa época, en la que no existía Google Maps, los teléfonos móviles parecían walkie-talkies y las siglas GPS me sonaban a carreras de motos, el proyecto se me antojó irrealizable. El profesor se acabó suicidando unos años más tarde y yo acabé haciendo una web como tesis.

Todo esto me viene a la memoria cuando veo cosas como las que hace Enkin, un nuevo concepto de navegación que combina GPS, sensores de orientación, gráficos 3D, vídeo en vivo y varios servicios web para ofrecer una interfaz de usuario novedosa para la navegación a través del móvil.

Como dice Harry, “en cuatro días esto se usará para cruzarlo con redes sociales e identificar a tus amigos del Myspace, Facebook…”. Harry a 100 metros, en el puesto de los helados.

Concepto: Parálisis por decisión

¿Les ha ocurrido alguna vez en un restaurante que, estando realmente hambrientos, no saben que elegir debido a la cantidad de platos diferentes del menú? En La paradoja de la elección, o cuando más es menos se nos explica por qué un aumento de la elección puede llevar a una reducción de la satisfacción.

En la sociedad actual, donde conseguir un teléfono móvil que no haga mucho más que llamar es prácticamente imposible, demasiadas opciones, incluso buenas, pueden resultar en parálisis, en vez de en elección. Llevándonos a actuar con el plan por defecto. Este hecho, lejos de producir bienestar o libertad, causa insatisfacción. Cuantas más opciones hay, más fácil es luego arrepentirse. Lo explica de manera muy amena el mismo Barry Schwartz en una las charlas TED [en]:

Esto contrasta y me recuerda el modelo RPD (“Recognition-Primed Decision Model”, que no me atrevo a traducir) de Gary Klein. Al estudiar como los bomberos tomaban las decisiones, se dio cuenta que, en vez de sopesar todo el posible abanico de posibilidades para abordar decisiones y compararlas, éstos, basándose en su experiencia, iban rechazando opciones hasta encontrar la primera que resolvía el problema y entonces actuaban. Todo ello bajo alta presión.

Existe un punto donde un determinado número de opciones resultan beneficiosas. No hay un número mágico para ello (el de Miller tampoco). Llega un punto en el que el número de opciones añade complejidad a la elección volviéndose insatisfactoria. La única solución es la prueba empírica.

¿Qué es y para qué sirve hacer SEO?

Evidentemente, no es este un blog para hablar sobre SEO, pero quiero aventurarme en una rápida introducción para poder presentar en un futuro post lo que será una predicción. Al fin y al cabo, la misión de un SEO es la de tratar de sacar de la mediocridad a una web. Y para eso me contrataron.

Sin más dilaciones, SEO es un conjunto de acciones y técnicas para conseguir posicionar mejor una página web en los buscadores. ¿Para que sirve hacer SEO? Mejor veámoslo con un ejemplo:

Una compañía de telefonía móvil, llamémosla T-móvil, invierte una cantidad astrónomica de dinero en la exclusividad del iPhone para un país determinado. Sin embargo, ni siquiera aparece en los resultados de un buscador. T-móvil gasta millones para distribuir el iPhone y cuando buscas el teléfono en Google ¡ni siquiera aparece en la primera página de los resultados!

Solución: contratar un SEO para “ayudar” a los buscadores a posicionar T-móvil por la palabra clave iPhone.

Resultado: La compañía de telefonía móvil es ahora tercera en los resultados después de Apple y la Wikipedia.

Dejémoslo aquí. Con este concepto en mente, espero que mi futura predicción sea más comprensible: por qué los Widgets serán el próximo nofollow.

El lado oscuro del botón

¿Cuándo el inocente botón que nos permite tomar una fotografía se convierte en un malvado botón que puede destruir una nación entera?

Botón rojo de guerra nuclear

Con el fin de la Segunda Guerra Mundial, en 1945, y durante toda la Guerra Fría posterior, el poder de las armas nucleares había desencadenado un temor general entre las naciones del mundo entero. Me imagino al oficial Stanislav Petrov manteniéndose firme en frente de un gran botón rojo y repitiéndose a sí mismo: “la gente no empieza una guerra nuclear con sólo cinco misiles“. La guerra nuclear se personificó como el dedo de alguien encima de un botón, preparado para lanzar las cabezas nucleares en cualquier momento. A partir de entonces, la guerra era tan fácil como pulsar un botón.

Predicción del Gurú: URLs en desuso

Predije anteriormente el desuso de la “www” en las URLs, pero los japoneses van aún más allá.

Cuadro de búsqueda en publicidad japonesa

La tendencia actual erradica completamente las URLs impresas, sustituyéndolas por cuadros de búsqueda con palabras clave. Algo que tiene sentido cuando:

  • Los buenos nombres de dominio están ya registrados;
  • La mayoría de la gente no utiliza la barra de direcciones del navegador para llegar hasta las páginas. Se puede navegar usando palabras clave;
  • Es más fácil decir: “ve a Google y busca esta palabra” que “escribe http://www…”;
  • Dirigir a la gente a una determinada página de un sitio web es complicado. Nadie escribe más allá de la primera barra “/”.

Por otra parte, en Japón, el uso de los códigos QR está bastante acceptado, por lo que es un punto que refuerza está predicción, que va más allá del desuso de la barra de direcciones del navegador. Mi predicción es: Las URLs caerán en desuso. Bienvenidos a la era de las palabras clave.

Interfaces digitales para leer revistas impresas

Hubo un tiempo en mi mediocre vida en el que compraba revistas compulsivamente. Cada vez que iba al quiosco, el señor Montel se ponía a tocar las palmas. Me entusiasmaba revisar filas enteras de portadas de revistas de todo tipo. Era como entrar en el supermercado, se olvidaban todos los problemas y preocupaciones. Luego llegaba a casa con una pila de publicaciones, algún que otro cartón que sobresalía y mucho plástico.

Pasada la novedad, me quedaban a final de mes unas pocas revistas sin leer. El “marcar todos como leídos” de la época consistía en amontonar las revistas en algún armario. Todo vicio se agrava si se acompaña de coleccionismo. Todavía tengo revistas sin estrenar. Sobretodo las de National Geographic.

Esta es la razón por la que siempre han captado mi atención los intentos de adaptar las revistas de papel a una interfaz digital. La tecnología más empleada es Flash, con la intención de reproducir el comportamiento de una publicación impresa tradicional (hasta imitan el sonido de pasar las páginas), a la que se puede añadir algunas ventajas de la interacción online. Dos ejemplos:

Ejemplo de revista en Flash de Pageganster.com Ejemplo de revista Flash de e-pages.com

Recientemente descubrí en el imprescindible blog de Javier Cañada, la aplicación de la interfaz de Google Maps para leer una revista:

Google Maps para leer una revista

La conclusión a la que llego es que, a pesar de los intentos, las revistas (y los libros, por extensión) no acabarán siendo sustituidas por este otro modelo de lectura. Incluso cuando leer en papel deje de ser un 20% más eficaz, debido posiblemente al uso de pantallas con una resolución de 300 puntos por pulgada (en una pulgada de una hoja impresa se utilizan más de 300 puntos). Llegado ese momento, el ojo humano no distinguirá entre leer en papel y leer en pantalla.

Sin embargo, ese cambio no será suficiente para abandonar el formato de revista impresa:

  • Las revistas se pueden leer con una mano (con la ventaja que supone una mano libre);
  • Se pueden leer en la playa, aunque se llenen de arena;
  • Información e interfaz, todo en uno;
  • Un artículo impreso sugiere credibilidad y garantía de calidad;
  • Las revistas se pueden pasar una vez leídas;
  • Pueden leerse en la peluquería, mientras esperas o te cortan el pelo;
  • También se pueden leer en el cuarto de baño (combinar con el primer punto);
  • Sirven para envolver las sobras del melón.

El papel es más gratificante, menos exigente. Aunque supongo que cuando se extiendan en el mercado las tremendas posibilidades del papel electrónico, las cosas cambiarán. Podremos envolver las sobras del melón en papel electrónico y las revistas se convertirán en algo exclusivo y nostálgico.

Actualización: Álvaro comenta el descubrimiento de Issuu. He querido incluirlo en el artículo porque me parece un ejemplo más completo que los dos iniciales.

Bookmarking urbano. Los códigos QR

Pensad por un momento como podríamos extrapolar los enlaces de la web al mundo físico (a.k.a. MundoReal™). Los llamaríamos hiperenlaces en el mundo físico o Hardlinks. Una conexión entre la información del MundoReal™ e Internet.

Si pensaste en algo como esto es que andamos un poquitín despistados, porque me estoy refiriendo a los códigos QR, que ya aparecen hasta en la sopa:

Bufanda de Space Invaders con código QR

No hay que fijarse muy detenidamente para ver que esta bufanda de space invaders contiene una matriz pixelada, que es efectivamente un código QR. Es un código de barras de 2 dimensiones creado por los japoneses en 1994 para llevar el control de las partes de un vehículo durante su fabricación. Las siglas QR significan “Quick Response” (respuesta rápida), en relación a que sus contenidos se decodifican a gran velocidad. Actualmente, estos códigos se pueden decodificar fácilmente a través de un móvil con una cámara de fotos.

Poca utilidad le veo al código de la bufanda más allá que la de promocionar la empresa de servicios para telefonía que anda detrás. Sin embargo, un escenario común podría ser el siguiente: llega a tus manos el flyer del último concierto de Daft Punk y piensas que podrías ir llevando puesta tu máscara de perro Boxer. Justo en la esquina inferior izquierda del flyer (junto a la información sobre las entradas) identificas un pequeño código QR. Immediatamente tomas una fotografía del código con tu móvil y éste la convierte en una URL que te lleva a una página de Internet donde puedes comprar la entrada del concierto.

¿Estáis imaginando la cantidad de utilidades, servicios, arte y polladas que se pueden crear? En Japón ya las tienen.

Por último, anotar que la especificación del código QR es abierta y tiene su correspondiente estándar ISO. ¿Qué más se puede pedir? Esto va a triunfar más que los cromos de Pokémon. Ahora, alguien que tenga un móvil con cámara, ¿puede hacerme el favor de decirme de una vez cuál es el mensaje secreto de este QR-code?

Predicción: El PDF relevará al fax

Con la intención de dármelas de tío ocupado, además de mi empleo ordinario, llevo una pequeña empresa, más parecida a una ONG que a un negocio, de esas en las que todo se hace desde casa. Eso, en el siglo XXI, es posible. En una ocasión tuve la imperiosa necesidad de usar el fax, pero seguramente me lo podría haber ahorrado si hubiera procedido como hago habitualmente.

Siempre que alguien me pide, por ejemplo, un contrato firmado y retornado vía fax, sigo el mismo proceso: lo imprimo, lo firmo y lo escaneo. Finalmente, lo envío por e-mail (a veces en formato JPG, aunque siempre intento adjuntarlo como PDF) anotando que “adjunto el documento como PDF, aunque si fuera necesario lo podría enviar por fax“. Prácticamente nunca es necesario reenviarlo por fax. Actualmente, esta tarea, con máquinas multipropósito -impresora / copiadora / escáner-, es mucho más satisfactoria que el incómodo fax. En la oficina mismo en la que trabajo habitualmente, al hacer la mudanza, nos olvidamos de conectar el fax durante semanas. De hecho, no se si está ya conectado.

You’re doing it wrong. It’s impossible to fax a cat

Esta adversión no es sólo una manía mía. Leo en Lifehacker, que el fax es una tecnología que la gente está odiando y, aquellos que la usan intensivamente, son tecnófobos que a veces no tienen ni siquiera e-mail. Enviar los documentos como PDF en vez de fax:

  1. Es más limpio (pues no se malgasta papel, tóner ni energía);
  2. Es más fácil de leer (normalmente, la calidad de los envíos por fax deja mucho que desear);
  3. Ayuda a archivar digitalmente (puedes tener disponibles todos los documentos en una memoria USB);

Eso sin contar el problema de cómo utilizar el fax, ¡una auténtica tragedia! Por fortuna, la popularidad que está obteniendo el trabajar desde casa ayudará seguramente a enterrar el fax. Además, ya existen escáneres que convierten directamente el documento escaneado a PDF y lo envian adjuntado en un e-mail. O incluso un servicio para el telefóno móvil, scanR, que nos permite enviar un documento por correo electrónico en formato PDF a través de la cámara de éste.

El único “pero”, podría aparecer debido a problemas con la validez legal de un e-mail. Pero no creo que esto vaya a ser un obstáculo, ni algo intrínsicamente relacionado a la transición de esta tecnología, mas cuando también es sencillo falsificar un fax. Así pues, emulando al Gurú, mi predicción es: el fax tiene menos futuro que el navegador Netscape.

Reloj analógico controlado por radiofrecuencia

Que Windows actualice la hora automáticamente en los cambios de horario anuales me parece totalmente normal. Además, yo tuve un despertador digital que se ponía en hora a través de la radio. Pero nunca me imaginé que existiera un reloj de pared analógico que hiciera lo mismo:

Reloj analógico controlado por radiofrecuencia

La dueña del reloj, que es una espectacular mujer, me contó que el ruido de las agujas actualizándose en plena madrugada (tienen que dar una vuelta completa automáticamente) le sorprende cada vez que esto ocurre. Soprende por no asustarse, ya que es normal que uno se olvide que el reloj tiene vida propia.