Un buen diseño abre muchas puertas

Sin temor a labrarme una reputación de inútil, en ocasiones, tengo problemas con las puertas. Cierto que poco se puede hacer con ellas. A no ser que seas carpintero o graffitero, o las abres o las cierras. Sin embargo, las puertas son un clásico ejemplo a la hora de hablar de usabilidad. ¿Quién no ha empujado puertas de las que debería tirar o tirado de algunas que debería empujar?

En la siguiente fotografía la situación se agrava. Un buen diseño disiparía toda duda sin necesidad de símbolos ni palabras, poniendo a disposición suficientes pistas visibles acerca del funcionamiento. Pero en esta ocasión, no se hace un uso optimizado de la captación intuitiva o affordance en el diseño de las puertas.

Puertas a la salida del metro de Barcelona

Básicamente, las placas metálicas no dejan claro en que punto debemos usarlas. Indican que se pueden empujar desde cualquier punto, cosa que no es cierta si intentas hacerlo desde el lado cercano a los goznes.

En este caso, con puertas contiguas, saber donde está el gozne (cuyas bisagras están ocultas por cuestiones de diseño) no es intuitivo. Menos aún si tienes tras de tí una avalancha de gente estresada corriendo hacia la salida.

¿Móviles de última generación?

¿Por qué mi móvil Nokia N70 tiene decenas de funciones que no utilizo y no tiene funciones tan básicas como alarmas programadas o ver la duración de una llamada justo después de colgar?

Qué rabia!!!

PD: Espero no ser yo el tonto que le ha tocado el móvil estropeado o que no sabe como activar estas funciones, porque me parece muy fuerte…

marcio

Señales de tráfico

Señal de tráfico incomprensible

Las señales de tráfico o cualquier otro tipo de indicación gráfica deberían ser símbolos fácilmente reconocibles e interpretables, diseñadas para mejorar nuestra seguridad, facilitarnos el uso, dirigirnos, identificar otros elementos en el mundo real, etc.

Este hecho tan obvio no siempre se cumple, incluso las señales de tráfico que conocemos habitualmente puede que no sean tan fáciles de interpretar como creemos, aunque estamos tan acostumbrados a verlas que nunca nos plantearíamos si su significado es evidente o no.

Por cierto, ¿alguien en la sala sabría decirme que significa esta señal? yo he sido incapaz de interpretarla.

La tecnología que mejor se adapta a tus necesidades

La tecnología debe ajustarse a las necesidades de las personas.

El Gurú me ha prestado esta frase que me permitirá explicar que, en verdad, las personas deben primero conocer sus necesidades para, posteriormente, elegir la tecnología que mejor se ajuste a éstas. Voy a poner un ejemplo:

“La mayoría de las chicas necesitan llevar un espejo en el bolso. El cristal negro brillante del iPhone se convierte en un práctico espejo para maquillarse cuando la pantalla está apagada. Por tanto, la tecnología que mejor se adapta a sus necesidades es un iPhone.”

No hay que dejarse llevar por las necesidades que nos imponen. Tyler lo sabe:

La publicidad nos hace desear coches y ropas, tenemos empleos que odiamos para comprar mierda que no necesitamos.

Pero si no conoces tus necesidades es fácil que acabes comprándote un iPhone para maquillarte. Me propuse cambiar mi primer reproductor de MP3 (un Rio 500 de 64 Mb) en tiempos de la tercera generación de iPods. En la gran manzana tenías que tener uno. Así que me hice con un iPod de 20 Gb para cubrir unas necesidades que no tenía. Realmente, nunca necesité más de 2 Gb, ni los juegos, ni la agenda y, si alguna vez hubiera querido maquillarme, no pude porque el supuesto espejo del reverso a los dos días parecía el cristal de una churrería. Así que esta vez que tuve que volver a cambiar de reproductor, opté por uno que costaba 3 veces menos (un Creative Zen).

Conozco mis necesidades respecto a los reproductores de MP3 y puedo elegir la tecnología que mejor se adapte a mi uso de entre todo el amplio abanico de posibilidades. También conozco mis necesidades con respecto a un móvil: lo saco del bosillo 300 veces al día, lo dejo encima de cualquier sitio, lo uso comiendo, de despertador por las mañanas, etc. Hace poco me senté encima suyo y cuando me di cuenta la pantalla estaba negra. Su oscura sangre bañaba suficientemente el cristal como para necesitar uno nuevo. Está claro, ¿necesito un iPhone?.

Evidentemente no. No necesito un iPhone para maquillarme. Lo que necesito son “polvos con espejo”… Mmm… Me refiero a esto:

Colorete en polvo de Chanel

El maravilloso mundo de los abrefácil 2

Siguiendo con la investigación de los abrefácil en los objetos cotidianos, esta semana analizamos la, en teoría fácil, manera de abrir un flan de huevo. ¿Quién podría pensar que un flan de huevo de una de las grandes marcas de postres tendría un sistema de apertura tan desastroso?

Tras esta experiencia no podemos deducir que a mayor precio en el producto, mejor calidad en el abrefácil. Seguiremos analizando otros productos para poder comprobar nuestra hipótesis.

Abrefácil flan

harry

Sin miedo a consumir preferentemente después

Presentes en todos los envoltorios alimentarios, aparecen las “fechas de caducidad” y de “consumo preferente” que designan hasta cuando el producto debe haber sido consumido. La diferencia entre estos mátices es simple:

  • La fecha límite de consumo o de caducidad, expresada también con la leyenda: “consumir hasta…”, indica el día hasta el cual el producto es apto para el consumo. A partir de esa fecha, puede suponer un riesgo para la salud del despistado en cuestión.
  • En cambio, “consumir preferentemente antes de…”, indica hasta que fecha el producto conserva intactas sus cualidades organolépticas (sabor, aspecto, etc).

De todas maneras, dichas menciones excluyen la venta de estos alimentos en una fecha posterior a la indicada. Incluso tenemos derecho a exigir que nos cambien el producto si estaba en venta fuera de fecha.

Sin embargo, en el caso de consumo preferente, pueden ser consumidos aún unos días después (yogures, etc), o semanas (conservas, etc), pero son menos buenos.

Pues bien, una vez aprendida la teoria, hace unos meses realizamos un experimento práctico: cogimos un yogur natural cuya tapa rezaba “08/10” y a mediados de enero, Harry se lo comió a cucharada colmada. Según información fiable sobre caducidad y consumo preferente, “cuando la duración del producto sea inferior a tres meses bastará con indicar el día y el mes”. Habiendo pasado 3 meses y unos pocos días del consumo preferente, el riesgo de la prueba era más que evidente. Cercano a la temeridad.
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