La affordance percibida de haber sido reparada

Se dice que la única interfaz intuitiva es el pezón. El resto se aprende. Con la experiencia, nuestros modelos mentales se hacen cada vez más completos y, sin necesidad de reconocer un objeto, podemos llegar a intuir su funcionalidad.


Botones y otros elementos de los productos que comandó Dieter Rams en los 60 para Braun. PSD descargable aquí.

Marcas minimalistas, muescas y volúmenes que nos llevan a la conclusión de que esto de aquí se puede girar, de aquello se puede tirar o de esto se puede pulsar. Esta invitación a utilizar estos elementos es la affordance, concepto del que anotamos sin cansarnos.


Admirable colección de tiradores de las puertas de más de un centenar de coches de todos los tiempos.

Pero hecha la ley, hecha la trampa y resulta curioso ver como se puede aprovechar este concepto para transmitir una propia cultura a un objeto. En la línea de productos “Repair-Ware” se rediseñan una serie de electrodomésticos con la affordance percibida de que han sido reparados.


Fascinante, pero de momento solo un prototipo conceptual de una línea con un único producto: la plancha.

Esta idea es de Samuel Davies, actualmente diseñador de productos en Kenwood, donde no se si le habrán quitado ya la idea de seguir con la línea “Repair-Ware”. Con ella pretende reforzar una cultura de la reparación, abandonando así la actitud de tirar las cosas cuando no funcionan para comprarlas nuevas, y tratando de arreglarlas en consecuencia. Una visión más ecológica, que implica un cambio de mentalidad. No lo compres nuevo si lo puedes arreglar tú mismo. Davies espera que así “los objetos queden emocionalmente conectados con sus propietarios”.



La mayor dificultad en el diseño de estos productos es que el interior debe ser tan amigable como el exterior y muchos estándares de seguridad, por ejemplo, pueden hacer infranqueable este objetivo. De todas formas, tenga o no futuro la idea, me llamó poderosamente la atención como se añade ese elemento que invita a abrir la plancha y perder el miedo a trastear con su interior para una posible reparación. Es la affordance percibida de haber sido reparada.

Los malditos envoltorios de plástico

La entrada anterior de este mediocre blog sobre un dispositivo para abrir latas que incorporan un abrefácil, me recordó el caso de los envoltorios de plástico:

Estos envoltorios de plástico, en ocasiones más pesados que el propio producto que envuelven, están sellados de tal endemoniada manera que pueden poner en peligro la integridad de uno mismo. De poco he estado por seccionarme un dedo intentando abrir una memoria USB contenida en uno de estos envases. La razón de esta medida insana por envolver un producto de 10 € como si fuera una joya, es una exigencia de los vendedores por hacerlo resistente a los robos. El remedio es peor que la enfermedad: un envoltorio nada ecológico, caro, una pérdida de tiempo y frustrante para el consumidor. Tal es así que hay en el mercado abridores para estos envoltorios que, como vienen empaquetados de esta manera, generan la paradójica cuestión de: ¿cómo se abre el envoltorio de plástico del abridor de envoltorios de plástico?

Continuando en general con el tema del empaquetado [en], ¿por qué no descubrimos, hasta que sacamos las cámaras digitales de su empaquetado, que vienen con una pegatina que indica el número de megapíxeles? Porque una de cada cien cajas se abre en la tienda para colocar la cámara en el escaparate, y de esta manera, las marcas se asegurarán que su cámara indicará claramente que la tienen más grande que ninguna otra.

No son más que medidas caras y nada amigables para el medio ambiente (últimamente nos estamos volviendo muy verdes). Volviendo al tema de las latas con abrefácil, una curiosidad más que me vino en mente referente a las latas de conserva, es que fueron inventadas como resultado de un premio ofrecido por Napoleón Bonaparte al que pudiera encontrar un método para mantener los alimentos en buen estado por un largo periodo de tiempo. Como era difícil hacer llegar víveres a sus tropas, ofreció 12.000 francos de los de 1795 por el invento. Se los llevó Nicolas Appert, inventor de las latas de conserva. Grandes avances siempre en los desgraciados tiempos de guerra.

Dispositivos para ayudar a los sistemas abrefácil

¿Quién no se ha quedado alguna vez con la anilla de una lata de cerveza en la mano? ¿Quién no ha tenido que darle una punzada con el cuchillo a una lata de atún cuando la anilla se ha roto? ¿Quién no tiene un conocido con el dedo pulgar rebanado en forma de semicírculo? ¿Quién no se ha desesperado intentando quitar el protector de plástico de CDs y DVDs con uñas y dientes?

Para todos aquellos que han tenido algún que otro problema con los, en teoría, sencillos y prácticos abrefáciles, existen en el mercado aparatos que nos ayudan a enfrentarnos a esas rebeldes anillas y envoltorios:

Abridor de latas con abrefácil
Ring Pull – Can Opener

Abridor de envoltorios de CD
In-A-Zip CD Opener

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harry

Avances en bolsitas de té

En Tetley, el segundo fabricante y distribuidor de té del mundo, aman el té. El primero es Univeler, pero es que esta gente es muy dispersa. Lo mismo se lo montan con la mayonesa, que con el Frigodedo. En Tetley, sin embargo, son fieles al té. Aunque no me hubiera fijado en ellos si no llega a ser por las instrucciones que encontré en una bolsita de té verde con aroma de naranja y guaraná:

Instrucciones en bolsita de té de Tetley

Era la primera vez que veía estas ingeniosas bolsas de té, que te ahorran el siempre engorroso método para escurrirla con la cucharita. A continuación, la ejecución en el MundoReal™:

Instrucciones en bolsita de té de Tetley paso 1 Instrucciones en bolsita de té de Tetley paso 2 Instrucciones en bolsita de té de Tetley paso 3

5 productos cotidianos que facilitan la vida

Entre los premios IDEASM (International Design Excellence Awards) de este año 2007, me gustaría destacar estos 5 productos por su facilidad de uso y cotidianidad:

Abridor de latas One Touch™: simplemente hay que colocar el abridor en la lata y pulsar el botón “start”. Un paso más hacia la botonización mundial. Cuando la lata está abierta, el One Touch se para automáticamente y un imán atrae la tapa consigo. Inicialmente se diseñó para personas mayores, pero su facilidad de uso la ha hecho muy popular para cualquiera que necesite abrir una lata.

Revolutionized Wrench: una “vuelta de tuerca” a la llave inglesa clásica. Proporciona una excepcional ergonomía y control, ya que las cabezas de la llave están montadas perpendicularmente para proporcionar un mejor agarre cuando se aplica la fuerza.

Llave inglesa revolucionada

SmartMoney: avanzando por los sistemas de pago sin moneda, SmartMoney es un dispositivo para pagar a crédito o débito a través de RFID (Radio Frequency Identification). Incrementa la velocidad y comodidad de la transacción y está diseñado para ser transportado y usado fácilmente.

Smartmoney de Citibank

PalmPeeler™: redefiniendo las actividades más mundanas con estilo y usabilidad. Este pelador de vegetales está diseñado con la idea de ser una extensión de la mano. Se coloca como una anillo y se empieza a pelar, protegiendo así los dedos de la cuchilla. La misma marca ha creado el PalmBrush™, para limpiar los vegetales.

Pelador y cepillo de vegetales

e-Sullivan: un dispositivo orientado a personas ciegas. Convierte cualquier tipo de material impreso en Braille. Al estar diseñado para llevarlo consigo, es muy útil a la hora de leer información de productos y precios en tiendas. Además, dispone de una superficie simple y un número de botones muy limitado para aumentar la usabilidad.

e-Sullivan, convertidor a Braille

Un buen diseño abre muchas puertas

Sin temor a labrarme una reputación de inútil, en ocasiones, tengo problemas con las puertas. Cierto que poco se puede hacer con ellas. A no ser que seas carpintero o graffitero, o las abres o las cierras. Sin embargo, las puertas son un clásico ejemplo a la hora de hablar de usabilidad. ¿Quién no ha empujado puertas de las que debería tirar o tirado de algunas que debería empujar?

En la siguiente fotografía la situación se agrava. Un buen diseño disiparía toda duda sin necesidad de símbolos ni palabras, poniendo a disposición suficientes pistas visibles acerca del funcionamiento. Pero en esta ocasión, no se hace un uso optimizado de la captación intuitiva o affordance en el diseño de las puertas.

Puertas a la salida del metro de Barcelona

Básicamente, las placas metálicas no dejan claro en que punto debemos usarlas. Indican que se pueden empujar desde cualquier punto, cosa que no es cierta si intentas hacerlo desde el lado cercano a los goznes.

En este caso, con puertas contiguas, saber donde está el gozne (cuyas bisagras están ocultas por cuestiones de diseño) no es intuitivo. Menos aún si tienes tras de tí una avalancha de gente estresada corriendo hacia la salida.

El maravilloso mundo de los abrefácil 2

Siguiendo con la investigación de los abrefácil en los objetos cotidianos, esta semana analizamos la, en teoría fácil, manera de abrir un flan de huevo. ¿Quién podría pensar que un flan de huevo de una de las grandes marcas de postres tendría un sistema de apertura tan desastroso?

Tras esta experiencia no podemos deducir que a mayor precio en el producto, mejor calidad en el abrefácil. Seguiremos analizando otros productos para poder comprobar nuestra hipótesis.

Abrefácil flan

harry

Tiradores con una forma no adecuada

La mujer espectacular encargada del centro del ordenador que no conseguí poner en marcha, se quejaba amargamente de los tiradores de las puertas de los armarios de dicho centro. De usarlos habitualmente, tenía los dedos pelados. Literalmente.

Tirador de la puerta de un armario

Tal vez, en un entorno donde los usuarios llevaran siempre guantes, estos tiradores no producirían ese efecto. Pero debido a su tamaño, al material con el que están fabricados y a la muesca inferior, no serían los más adecuados para un entorno habitual de uso con las manos desnudas.

Me pregunto si categorizar esta entrada como “Abrefácil”…

El maravilloso mundo de los abrefácil

Con esta entrada inauguramos una larga serie de escritos que quieren dejar claro la ineficacia de muchos de los sistemas abrefácil con los que se preparan muchos productos.

Nuestro primer elegido es un paquete de papel de aluminio de precio medio que tenía una pestaña troquelada todo a lo ancho de la caja y que, de haber funcionado, hubiera abierto transversalmente el envase.

Tras intentarlo por los dos extremos, se tuvo que romper la caja y sacar el rollo.

Abrefácil papel aluminio

Todo esto nos lleva a formular una hipótesis: ¿La eficacia de los abrefácil va en relación al mayor o menor precio de los productos?

harry