Los puntos cóncavos son aquellos que parecen escarbados en la superficie y los convexos son los curvados hacia el observador, los que invitan a ser pulsados.
Son dos copias de la misma imagen rotadas 180 grados una respecto de la otra, pero se crea esta ilusión debido a que nuestro cerebro genera inferencias inconscientes [en] sobre el significado de las sensaciones. Es decir, asumiendo un mundo tridimensional en el que hay una única fuente de luz que proviene de arriba, esta es la mejor apuesta que podemos hacer sobre la realidad. Una definición salerosa de lo que es nuestra percepción.
¿Por qué partimos de esas premisas? No está claro del todo, pero siempre podemos echar mano de la teorÃa que lo explica todo asumiendo casi nada: la evolución Darwiniana. Explicación: el sol y la luna como única fuente de luz durante un periodo geológico.
A la teorÃa de la evolución de Darwin algún dÃa le llegará la hora, pero de momento nos saca de bastantes fregaos. Siempre hay una explicación darwiniana para disparidades como la moralidad, la cohesión social o las herramientas. ¿El iPad? Bueno, la manera de sobrevivir en un entorno hostil y ganar la competición frente al resto de especies.
Steve Jobs estaba convencido de que el hombre es un animal de herramientas, y asà lo explicaba en esta historia, la de un estudio en el que se comparó el esfuerzo que necesitaban diferentes especies en recorrer una distancia determinada. El ganador resultaba ser el cóndor. El hombre quedaba en una modesta posición en el último tercio de la lista, hasta que decidieron montarlo en bicicleta. Midieron de nuevo los resultados y, en este caso, el hombre doblaba en eficiencia al cóndor.
Una herramienta nos pone a la vanguardia de todo el reino animal. El iPad no precisamente.
Mi duda existencial es si es un dispositivo para trabajar o para jugar. Desde que escribà ¿Pronto para una tablet? conseguà que Reynholm Industries me facilitara una sin tener que gastarme los más de 600 pavos que cuesta, una cantidad que visto el uso que le estoy dando me hubiera sentado como una patada en el hÃgado. Apple se ha especializado en que sus dispositivos móviles sean superiores en básicamente dos aplicaciones: fotos y música. El iPad para editar y trabajar con textos es como cuando te cuentan una mala noticia mientras estás comiendo, se te quitan las ganas.
Escribir en el teléfono es un coñazo, lo sabemos. De hecho, el tema de estos inicios de sesión en dispositivos móviles deberÃa morir ya, puesto que es una experiencia tanto horrible, debido al tema de escribir adecuadamente, como insegura, debido a que se usa en espacios públicos donde cualquier puede estar mirando por encima tuyo.
No soy yo muy fan de imágenes bajo cristal como paradigma de interacción, donde no se permite la exploración acciones (hacer hovers, por ejemplo). Esto lleva a que en ocasiones no hay pistas de lo que se puede o no hacer y hay que tomar una acción para averiguar si hay efectivamente una acción. Por supuesto algunas cosas están muy bien diseñadas, pero hay dos factores que influyen en que parezca que la usabilidad en general sea mejor:
Al final de los dÃas, yo seguiré opinando que la madre del cordero de un buen diseño es una adecuada affordance.
Espero que los mayores se acuerden del skeumorphism (que no traduciré como “esqueumorfismo”). Aquella tendencia que Apple abanderó en el diseño de sus aplicaciones, en la que replicaba la forma y materiales de objetos reales con el objetivo de que lo nuevo resultara familiar y confortable. Valgan como ejemplo estas imágenes del pasado:
EstanterÃa de madera de pino y libros con papel de eucalipto color crema, que al pasar página se animan como en el MundoRealâ„¢.
El skeumorphism se aprovecha de conceptos como las metáforas y los modelos mentales, asà que basándose en el previo conocimiento del objeto que es replicado, pretende obtener una interfaz más intuitiva y usable. Muy buena intención, oye, pero llegó el dÃa en el que el skeumorphism se pasó tres pueblos, con texturas de cuero y costuras en el fondo del calendario, y el mundo empezó a cogerle manÃa. Que si estas metáforas visuales están pasadas de moda (¿alguien se acuerda de lo que es un Rolodex?), que si es una manera de justificar decisiones de diseño poco elaboradas (esto es lo que es familiar para los usuarios y esto es lo que entienden), que si se concentra más en la forma que en la función (es como pintarle los labios a un cerdo), etc. El tema acabó ridiculizado incluso dentro de la misma Apple.
Asà que, como es habitual tras un perÃodo rococó, se rompe con todos los esquemas y se vuelve a la armonÃa y la sencillez del neoclasicismo, que esta vez toma el nombre de flat design (que no traduciré como “diseño plano”). Doble tirabuzón carpado y nos situamos completamente al otro extremo, con una falta total de ornamentación y una estética que va más allá del minimalismo, donde el mantra “deshazte de todo lo que puedas” se sustituye por el nuevo “deshazte de todo”.
Microsoft Metro se distanció del skeumorphism enfatizando una interfaz de usuario plana y atómicamente minimalista. ¿Vemos inmediatamente con que podemos interactuar? ¿Se puede hacer clic en los paneles? ¿Es eso una foto o una aplicación?
Se siguen manteniendo metáforas visuales, un sobre para el correo o una cámara para hacer fotos, pero los iconos que los representan están absentes de toda decoración. Ausencia de sombras, brillos, volúmenes. Tanta ausencia, que no tardaron en aparecer quejas sobre la falta de pistas para ayudarnos a utilizar la interfaz. Que si al deshacerse de todo, se pierde también aquello que asistÃa al usuario y por tanto la usabilidad se ve perjudicada (botones que no parecen que se puedan pulsar), que si ya jugamos con desventaja en pantallas táctiles donde se inhabilitan nuestros receptores del tacto (botones que no parece que se puedan pulsar), que si la transición ha sido demasiado rápida (y los botones no parece que se puedan pulsar), etc.
Con este paso estamos actuando en detrimento de nuestra percepción con la que guiamos nuestras decisiones interactivas (los puntos convexos que como ilusión invitan a ser pulsados), pero a medida que el mundo fÃsico sea menos fÃsico y haya menos cosas con botones en ellas, ¿qué será un botón entonces?
Que moderna y minimalista es una pila lisa para el lavabo en vez de una cóncava.
En The Flat Sink se remarca porque las pilas de los lavabos son curvadas:
Un lavabo plano hace que el agua salpique más.
Un lavabo curvado permite drenar el agua más fácilmente.
En un lavabo plano se requiere más agua para conseguir la misma profundidad.
Esto es un ejemplo claro que una excelente apariencia no es condición suficiente para un buen diseño. Las dos aproximaciones pueden ser estéticamente bellas, refrescantes o pasar por meras tendencias, pero no importa como de plano o profundo o minimal o esqueumórfico (lo hice) sea un diseño, o que texturas o sombras se utilicen, si no es capaz de transmitir como utilizarlo cuando lo miramos.
Todo lo que necesitamos es una invitación a la interacción, sea en forma de iconos, etiquetas, animaciones o evolución de Darwin, de manera que seamos capaces de adivinar como interactuar con la interfaz.
]]>Simple no significa simplista, al igual que complejo no significa complicado.]]>
Se requiere simplicidad para captar en una sola palabra, tal vez dos, la esencia de un producto o empresa —o en algunos casos crear una personalidad con ello. Mientras que la simplicidad goza con un desafÃo como este, también, por desgracia, lo hace la complejidad.
En esto pensaba Ken Segall, entonces director creativo de publicidad de Apple, cuando Steve Jobs presentó el nuevo iMac en 1998 con la intención de llamarlo MacMan.
Ya tenemos un nombre que nos gusta mucho, pero quiero ver si sois capaces de batirlo. El nombre es “MacMan”.
En Steve Jobs Almost Named The iMac The MacMan, Until This Guy Stopped Him, el mismo Segall explica como consiguieron hacer cambiar de opinión a Steve. Como, tras rechazar la primera tanda de propuestas —que ya incluÃa el nombre iMac, le ofrecieron nuevas ideas, pero volvieron a insistir incluyendo de nuevo este último.
Finalmente, se impondrÃa de nuevo la simplicidad, incluso la brevedad, en este caso de un nombre, que se convertirÃa en una de las partes más importantes de la marca Apple. Haciendo alusión a un ideal de precisión, al que se le suma la moderación en el popular dicho de “lo bueno, si breve, dos veces bueno”.
Pero, ¿es mejor un nombre de producto porque es breve? Los alemanes contradicen este aforismo con su frase Einmal, keinmal (una vez, ninguna vez). Es cultural para los teutones que para que algo nos guste, se nos tenga que dar mucho. ¿Nos parece bueno un nombre porque nos hemos acostumbrado a él?
Evidentemente, ni la brevedad, ni la frecuencia son condiciones suficientes de lo bueno, pero si admitimos con acierto que lo sencillo lo es. ¿Por qué asumimos que lo sencillo es bueno? Volvamos a Apple, donde nos responderá el mismo vicepresidente de diseño industrial, Jonathan Ive:
]]>Porque necesitamos sentir que podemos dominar los productos fÃsicos. Si consigues imponer el orden dentro de la complejidad, encuentras la forma de que el producto se rinda ante ti. La sencillez es simplemente un estilo visual. No es sólo el minimalismo o la ausencia del desorden. Requiere sumergirse en las profundidades de la complejidad. Para ser realmente simple, hace falta llegar hasta lo más hondo. Por ejemplo, para hacer algo sin tornillos puedes acabar con un producto muy complicado. La mejor forma es profundizar más en la simplicidad, comprender todos los aspectos del producto y de su fabricación. Tienes que entender en profundidad la esencial de un producto para poder deshacerte de todos los elementos que nos son esenciales.
Aparte de descargar toneladas de dopamina, esta tableta de chocolate tenÃa la peculiaridad de venderse únicamente en verano. Al llegar septiembre empezaban a retirarlas del mercado, a veces ofertándolas a precios más bajos, cosa que yo aprovechaba para almacenarlas, cual hormiga, para la época de sequÃa del Excellence Coconut. Me tenÃa sin cuidado que la fecha de caducidad estuviera cercana en los próximos meses.
Sin embargo, esto es una práctica habitual de las empresas chocolateras. Los Ferrero Rocher y MonCheri, por ejemplo, no se venden en verano, sino a partir de octubre. He leÃdo todo tipo de teorÃas sobre estos hechos: que si la calidad del producto no se puede garantizar en épocas de calor, con el chocolate derritiéndose, que si en verano el precio de la leche sube, debido a que la hierba se seca y las vacas comen menos, que si los Illuminati… No.
Martin Lindstrom, autor de Brandwashed (Asà se manipula al consumidor, en español), explica en su libro como las empresas consiguen lavarnos el cerebro y que compremos sus marcas. Tras cada decisión a la hora de ofrecer un producto, se esconde una ciencia especializada en el arte de la seducción [en]:
Dole y otros cultivadores de plátanos han hecho de la producción de un plátano una miniciencia, en parte para manipular la percepción de frescura. De hecho, han publicado una “guÃa de plátanos” para fruteros, que muestras las distintas fases de color que puede alcanzar un plátano durante su ciclo de vida. Cada color representa el potencial de venta del plátano en cuestión. Por ejemplo, los registros de ventas indican que los plátanos de color Pantone 13-0858 (también conocido como amarillo vibrante) se venden menos que los plátanos de color Pantone 12-0752 (también llamado botón de oro), que visualmente es un grado más cálido y sugiere una fruta más madura y fresca. Las empresas como Dole han analizado los efectos en las ventas de todas las variedades de color y, por consiguiente, plantan sus cosechas en las condiciones más propicias para obtener el “color” adecuado. ¿Y las manzanas? Aunque resulte difÃcil de creer, mi investigación reveló que si bien pueden parecer frescas, las manzanas del supermercado tienen en realidad una antigüedad media de catorce meses.
Per Color, exposición de Marco Ugolini, con muchos tonos Pantone, pero que no resultaron en ninguna venta tras tomar las fotografÃas. VÃa Vlamboyant.
Probablemente, como todo en el mercado, la principal causa de retiro del Excellence Coconut responde a razones manipuladoras de marketing. Es el principio de escasez, una de las seis “armas de influencia” que Robert Cialdini apunta en Influence: Science & Practice, un libro que se considera el estándar de facto sobre la psicologÃa de la persuasión. Este principio se vuelve decisivo cuando se hace evidente que el recurso es finito (los clientes ven que es un producto exclusivo) y cuando se adjunta un carácter apremiante a la escasez (se retira del mercado). El “solo quedan dos asientos” o sitios como Ebay, son ejemplos claros de explotación de esta regla.
Ni farmacéuticos, ni enfermas, ni pacientes acostumbran a cuestionar las prescripciones de sus doctores. Cialdini expone un caso en el que un médico ordenó la administración de gotas en el oÃdo derecho para un paciente sufridor de una otitis. En la prescripción, en vez de anotar “Right ear” (oÃdo derecho, en inglés), abrevió escribiendo “place in R ear“. La obediente enfermera que leyó el precepto, procedió a dejar caer la requerida cantidad de gotas en el ano del paciente (rear es trasero en inglés). Evidentemente, un tratamiento rectal para una infección de oÃdo no tiene mucho sentido, pero ni el paciente, ni la enfermera lo cuestionaron.
Este caso explicita el principio de autoridad, que influencia siempre y cuando los clientes crean en el poder y la autenticidad de la autoridad. Michael Pollan, autor de éxito e intelectual en temas de alimentación, publicó Food Rules: An Eater’s Manual, un compendio de reglas para comer de manera saludable. Tales como “no comer cereales para el desayuno que cambien el color de la leche” o, una de sus máximas más importantes: “no comprar alimentos que tengan más de cinco ingredientes“.
A raÃz de ello, Häagen-Dazs relanza un mismo producto con diferente nombre, el Chocolate original pasa a llamarse Five. Los dos productos contienen los mismos cinco ingredientes, pero ahora Five es un éxito. Cuantos menos ingredientes, más saludable. Una nueva apreciación del público por la simplicidad, inducida por una autoridad.
Proyecto de Antrepo simplificando los envoltorios de ciertos productos internacionales. En la segunda parte dan un paso más para acabar pecando de simples, con el color del envoltorio y el nombre de la marca en Arial Helvetica.
Pollan, irritado ante esta última estrategia de marketing, acabó añadiendo una nueva regla: “no comer nada anunciado en televisión“.
]]>Disponen en este cuaderno de una categorÃa propia para repasar ejemplos en los que, por ejemplo, la affordance falló de alguna manera. Sin embargo, en esta ocasión vamos a ver cómo podemos aprovecharnos de este concepto cuando se elabora una interfaz web.
La affordance permite tomar decisiones.
El objetivo a cumplir es hacer que los distintos componentes que forman nuestra interfaz o sitio web sean reconocibles por los usuarios. Un vÃdeo embebido en una web deberá transmitir que puede ser reproducido. De nada servirá incluirlo si el usuario no intenta ejecutarlo porque desconoce que es un vÃdeo.
A priori, existen dos caracterÃsticas básicas que tienen en la affordance el mayor impacto: la forma funcional y el contexto:
Esta relación debe ser crÃtica para la comprensión intuitiva del objeto. Los botones son un buen ejemplo de esto. Sobresalen, de tal forma que da la sensación que tienen volumen sobre una superficie, tienen colores llamativos y son receptivos, generando un feedback visual al situarse sobre ellos (hover). Transmiten, de esta manera, la affordance percibida de “ser presionados”.
¿Las acciones deberÃan ser botones o enlaces? Depende de la acción, pero siempre cuida las etiquetas de dichos botones y da a entender al usuario qué es lo que se va a encontrar a continuación. Fuente: Affordances in Modern Web Design de Adrew Maier.
Lo mismo sucede con un campo de introducción de texto en un formulario (input). Estos elementos acostumbran a tener una sombra interior que les da profundidad, lo que transmite la idea de que pueden ser rellenados. Otro ejemplo es el punto de inserción (tÃpicamente una lÃnea vertical que parpadea en la pantalla), que transmite “empezar a escribir”. Un lista de enlaces, sea horizontal o vertical, tiene una mejor affordance percibida como menú de navegación que una cadena de caracteres en medio de un párrafo.
En la web acostumbramos a explorar las páginas buscando enlaces o áreas donde se pueda hacer clic. Una affordance de la clicabilidad (affordance of clickability) serÃa mejor cuando más reconocibles sean dichas áreas. Concretamente, el puntero del ratón cumple una de las funciones más importantes como indicador de interacción al cambiar de forma sobre diferentes elementos. Una buena manera de controlar la affordance del puntero del ratón es a través de la propiedad “cursor” de las CSS, con valores tales como “text” —para elpunto de inserción, “pointer” —que muestra la mano que indica que se puede hacer clic, “move” —útil para elementos que se pueden arrastrar y soltar (drag & drop) y otros.
Es un clásico recomendar que en orden a maximizar la affordance percibida de clicabilidad se dé color azul y subrayen los enlaces, aunque lo realmente importante es que estos se distingan del resto de los contenidos y sean visibles. Si no estamos seguros, ni podemos hacer tests con usuarios, mejor no reinventar la rueda.
En definitiva, será primordial minimizar el tiempo que tardarán los usuarios en darse cuenta de la función de cada elemento de la interfaz. Seguro que las nuevas caracterÃsticas de CSS3 permitirán un abanico de nuevas posibilidades que ayudarán a que el usuario sepa que hacer con tan sólo mirar, sin generar nuevos problemas, como los relacionados con la legibilidad producidos por la propiedad “text-shadow”. No hay que olvidar que la función es más importante que la forma.
Este concepto hace referencia a la relación que existe entre el objeto y el observador, que dependiendo de sus caracterÃsticas puede percibir una función u otra.
No sabemos lo que es obvio para todo el mundo.
Es por ello que se requiere estudiar a la audiencia. Hay que conocer lo que es evidente para ellos debido a su experiencia anterior y sus modelos mentales. Saber como el usuario percibe un objeto, mas que lo que actualmente es. La relación es tan importante que podrÃamos asimilar contexto y uso llegando a concluir que affordance y contexto son una misma y única cosa.
Esto aplicado al diseño de sitios web implica tener en cuenta las siguientes herramientas conceptuales:
El objetivo consiste en desarrollar affordances que ayuden al usuario a no cometer ese primer error, que mejorarán si recordamos que las caracterÃsticas fÃsicas de un diseño influyen en su función y, junto a una visibilidad y acción coherente, tomamos en cuenta la relatividad del observador, el contexto.
]]>
R.I.P. Meta Linck
No me quiero poner trágico, pero todos vamos a morir algún dÃa. Unos antes, otros después, el resto en 2012. Las funerarias lo saben y, en ocasiones, se atreven a promocionarse a través de anuncios tradicionales, lo que supone un auténtico reto:
Sólo se muere una vez. Promoción de los servicios de una funeraria de Bucarest, RumanÃa.
“No piense sobre el final al final” y otras perlas cómo “Si puede leer esto, no es demasiado tarde” o “Igual que en los mejores restaurantes. TendrÃa que hacer una reserva previa” en los carteles para el cementerio cristiano ortodoxo de Saint Michael en SofÃa, Bulgaria.
Las funerarias son un negocio que ofrece unos servicios en los que la mayorÃa de las personas prefiere no pensar. No queremos que nos recuerden sobre la muerte y tenderÃamos a ignorar sus promociones. Por eso, los anuncios tradicionales tal vez no sean la mejor táctica de marketing para promocionarlas. Probablemente, las búsquedas en Internet sean más efectivas. Cuando llegue el momento de necesitarlas, funerarias en Barcelona, por ejemplo. Y hablando de páginas amarillas, hace unos años lanzaron una campaña publicitaria llamativamente bien realizada y que expresa el mensaje de la forma más simple posible:
El resto, rosas y verduras, en I Believe in Advertising.
De todos modos, a pesar de sus esfuerzos de marketing, supongo que los servicios de las funerarias no habrán experimentado una pérdida de clientes debido a la crisis económica. La gente sigue muriendo por sus servicios.
También hemos visto una camiseta, un fondo de escritorio y un póster del Principio KISS.
Y ya que estoy aquÃ, voy a probar un efecto de relieve de texto usando CSS3. Evidentemente, si estás navegando con Internet Explorer (aunque sea la última versión -IE9-) no apreciarás el efecto, puesto que no soporta la propiedad text-shadow.
Keep It Stupid, Simple. Simplemente la quiero.
Es posible trabajar menos horas, menos días. He aquí unos rápidos consejos:
No obstante, todo esto no es más que una excusa para poder introducir una apasionante lectura. Bertrand Russell escribió un famoso compendio de obras en 1932, entre las cual se encontraba “Elogio de la ociosidad“, un increíble ensayo a su propuesta de trabajar 4 horas al día, que rebosa actualidad a pesar de haber sido escrito hace más de 80 años. A continuación os dejo con lo que yo personalmente considero más destacado y recomiendo, de todas formas, leerse el texto completo [pdf], que sólo consta de unas pocas páginas.
]]>Como casi toda mi generación, fui educado en el espíritu del refrán “La ociosidad es la madre de todos los vicios”. Niño profundamente virtuoso, creí todo cuanto me dijeron, y adquirí una conciencia que me ha hecho trabajar intensamente hasta el momento actual. Pero, aunque mi conciencia haya controlado mis actos, mis opiniones han experimentado una revolución. Creo que se ha trabajado demasiado en el mundo, que la creencia de que el trabajo es una virtud ha causado enormes daños.
Antes de presentar mis propios argumentos en favor de la pereza, tengo que refutar uno que no puedo aceptar. Un hombre suele gastar lo que gana, y al gastar genera empleo. Al gastar sus ingresos, un hombre pone tanto pan en las bocas de los demás como les quita al ganar. El verdadero malvado, desde este punto de vista, es el hombre que ahorra. Si invierte sus ahorros, la cuestión es menos obvia.¿Qué es el trabajo? Hay dos clases de trabajo; la primera: modificar la disposición de la materia en, o cerca de, la superficie de la tierra, en relación con otra materia dada; la segunda: mandar a otros que lo hagan. La primera clase de trabajo es desagradable y está mal pagada; la segunda es agradable y muy bien pagada. Por lo general, dos grupos organizados de hombres dan simultáneamente dos clases opuestas de consejos; esto se llama política. Para esta clase de trabajo no se requiere el conocimiento de los temas acerca de los cuales ha de darse consejo, sino el conocimiento del arte de hablar y escribir persuasivamente, es decir, del arte de la propaganda.
En las comunidades primitivas, los campesinos, de haber podido decidir, no hubieran entregado el escaso excedente con que subsistían los guerreros y los sacerdotes, sino que hubiesen producido menos o consumido más. Gradualmente, sin embargo, resultó posible inducir a muchos de ellos a aceptar una ética según la cual era su deber trabajar intensamente, aunque parte de su trabajo fuera a sostener a otros. El deber, en términos históricos, ha sido un medio, ideado por los poseedores del poder, para inducir a los demás a vivir para el interés de sus amos mas que para su propio interés. Por supuesto, los poseedores del poder se las arreglan para creer que sus intereses son idénticos a los más grandes intereses de la humanidad. El tiempo libre es esencial para la civilización, y, en épocas pasadas, sólo el trabajo de los más hacía posible el tiempo libre de los menos. Pero el trabajo era valioso, no porque el trabajo en sí fuera bueno, sino porque el ocio es bueno. Y con la técnica moderna sería posible distribuir justamente el ocio, sin menoscabo para la civilización.
Ésta es la moral del estado esclavista. Supongamos que, en un momento determinado, cierto número de personas trabaja en la manufactura de alfileres. Trabajando -digamos- ocho horas por día, hacen tantos alfileres como el mundo necesita. Alguien inventa un ingenio con el cual el mismo número de personas puede hacer dos veces el número de alfileres que hacía antes. Pero el mundo no necesita duplicar ese número de alfileres: los alfileres son ya tan baratos, que difícilmente pudiera venderse alguno más a un precio inferior. En un mundo sensato, todos los implicados en la fabricación de alfileres pasarían a trabajar cuatro horas en lugar de ocho, y todo lo demás continuaría como antes. Pero en el mundo real esto se juzgaría desmoralizador. Los hombres aún trabajan ocho horas; hay demasiados alfileres; algunos patronos quiebran, y la mitad de los hombres anteriormente empleados en la fabricación de alfileres son despedidos y quedan sin trabajo. Al final, hay tanto tiempo libre como en el otro plan, pero la mitad de los hombres están absolutamente ociosos, mientras la otra mitad sigue trabajando demasiado.
La idea de que el pobre deba disponer de tiempo libre siempre ha sido escandalosa para los ricos.
Si el asalariado Ordinario trabajase cuatro horas al día, alcanzaría para todos y no habría paro. Los hombres suelen trabajar largas horas, aun cuando ya estén bien situados; estos hombres, naturalmente, se indignan ante la idea del tiempo libre de los asalariados, excepto bajo la forma del inflexible castigo del paro;
Pero ¿qué sucederá cuando se alcance el punto en que todo el mundo pueda vivir cómodamente sin trabajar largas horas?
Por ausencia de todo control centralizado de la producción, fabricamos multitud de cosas que no hacen falta. Mantenemos ocioso un alto porcentaje de la población trabajadora, ya que podemos pasarnos sin su trabajo haciendo trabajar en exceso a los demás.
En Rusia, debido a una mayor justicia económica y al control centralizado de la producción, el problema tiene que resolverse de forma distinta. La solución racional sería, tan pronto como se pudiera asegurar las necesidades primarias y las comodidades elementales para todos, reducir las horas de trabajo gradualmente, dejando que una votación popular decidiera, en cada nivel, la preferencia por más ocio o por más bienes.
Hemos sido llevados a conclusiones erradas en esta cuestión por dos causas. Una es la necesidad de tener contentos a los pobres, que ha impulsado a los ricos durante miles de años, a reivindicar la dignidad del trabajo, aunque teniendo buen cuidado de mantenerse indignos a este respecto.
Consideran el trabajo como debe ser considerado como un medio necesario para ganarse el sustento, y, sea cual fuere la felicidad que puedan disfrutar, la obtienen en sus horas de ocio.
En un sentido amplio, se sostiene que, ganar dinero es bueno mientras que gastarlo es malo. Teniendo en cuenta que son dos aspectos de la misma transacción, esto es absurdo; Pensamos demasiado en la producción y demasiado poco en el consumo.
Cuando propongo que las horas de trabajo sean reducidas a cuatro, no intento decir que todo el tiempo restante deba necesariamente malgastarse en puras frivolidades. Quiero decir que cuatro horas de trabajo al día deberían dar derecho a un hombre a los artículos de primera necesidad y a las comodidades elementales en la vida, y que el resto de su tiempo debería ser de él para emplearlo como creyera conveniente.
La clase ociosa disfrutaba de ventajas que no se fundaban en la justicia social; esto la hacía necesariamente opresiva, limitaba sus simpatías y la obligaba a inventar teorías que justificasen sus privilegios. Estos hechos disminuían grandemente su mérito, pero, a pesar de estos inconvenientes, contribuyó a casi todo lo que llamamos civilización. Cultivó las artes, descubrió las ciencias, escribió los libros, inventó las máquinas y refinó las relaciones sociales. Aun la liberación de los oprimidos ha sido, generalmente, iniciada desde arriba. Sin la clase ociosa, la humanidad nunca hubiese salido de la barbarie.
El sistema de una clase ociosa hereditaria sin obligaciones era, sin embargo, extraordinariamente ruinoso. No se había enseñado a ninguno de los miembros de esta clase a ser laborioso, y la clase, en conjunto, no era excepcionalmente inteligente. Esta clase podía producir un Darwin, pero contra él habrían de señalarse decenas de millares de hidalgos rurales que jamás pensaron en nada más inteligente que la caza del zorro y el castigo de los cazadores furtivos. Actualmente, se supone que las universidades proporcionan, de un modo más sistemático, lo que la clase ociosa proporcionaba accidentalmente y como un subproducto. Esto representa un gran adelanto, pero tiene ciertos inconvenientes. La vida de universidad es, en definitiva, tan diferente de la vida en el mundo, que las personas que viven en un ambiente académico tienden a desconocer las preocupaciones y los problemas de los hombres y las mujeres corrientes; por añadidura, sus medios de expresión suelen ser tales, que privan a sus opiniones de la influencia que debieran tener sobre el público en general.
En un mundo donde nadie sea obligado a trabajar más de cuatro horas al día, toda persona con curiosidad científica podrá satisfacerla, y todo pintor podrá pintar sin morirse de hambre, no importa lo maravillosos que puedan ser sus cuadros.