Una respuesta modifica tu comportamiento

El equipo de diseño de interacción de Teague llevó a cabo recientemente un predecible experimento. Motivados por el problema de la escasez de agua en el mundo, decidieron desarrollar un dispositivo para medir el flujo de agua que sale de un grifo. Luego optaron por mostrar los resultados en tiempo real a través de un iPad™ colocado en la pila. Hubiera bastado una simple LCD, pero el caso es que la presencia de feedback en tiempo real tuvo un impacto inmediato en el uso del agua. Se redujo el gasto en más de 5 litros de media en una tarea como lavarse las manos.

Sirva este ejemplo para remarcar algo tan simple y poderoso como que una respuesta del sistema es capaz de modificar nuestro uso. El feedback modifica nuestro comportamiento. Es un cambio en las reglas del juego.

Si llamas al ascensor y no se ilumina el botón, vuelves a presionarlo. Si tecleas una contraseña y no ves aparecer los asteriscos al ritmo de tecla, picas de nuevo. Si tras empujar una puerta ésta no se abre rápidamente, vuelves a empujar. Tan pronto como se encienda una luz, aparezca un símbolo o se emita un sonido, tu forma de actuar será distinta.

Cuando recibes una respuesta, modificas tu comportamiento.


El feedback es como el karma, modifica tu comportamiento.

En esto se basa uno de los grandes principios básicos de diseño y usabilidad: propocionar feedback a los usuarios sobre el estado del sistema. Tarea propia de gurús es la de consolidar términos, pero la palabra retroalimentación nunca acabó de convencernos como traducción de feedback. Al fin y al cabo es una respuesta del sistema. Un sitio web debe proveer de un feedback a los usuarios, de manera que éstos siempre conozcan y comprendan lo que sucede en todos los pasos del proceso.


¿Qué está pasando? Se ha perdido la conexión, informa GMail.