Están locos estos americanos (…de los EEUU)
Ya les toco a los ingleses y también a los españoles. Ahora es el turno de los americanos.
El 23 de Julio de 1983, un Boeing 767 de la compañía aérea Air Canada que hacía el trayecto Montreal-Otawa se vió obligado a realizar un aterrizaje de emergencia al quedarse sin combustible en pleno vuelo. Canadá estaba en pleno proceso de adaptación de pesos y medidas al sistema métrico internacional y repostaron una cantidad de litros cuando los cálculos habían sido hechos en galones. Gracias a la pericia del piloto solamente dos pasajeros sufrieron heridas leves.
Una de las confusiones más famosas con respecto a las unidades de medida fue la que se produjo cuando la sonda Mars Climate, que debía realizar funciones de comunicación para la famosa Mars Polar Lander, se desintegró al comenzar su órbita en la atmósfera de Marte. Era el día 23 de Septiembre de 1999 y un error al calcular en libras por segundo en vez de newtons por segundo le costó a los contribuyentes americanos un satélite de 128 millones de dólares.
Estos y algunos otros errores de conversión de medidas [en] se han producido por la convivencia de varios sistemas y por la mayor o menor reticencia de algunos países por usar los estándares internacionales.
No hace tanto que términos como acre, almud, arroba, bala, cana, celemín, codo, estadio, fanega, furlong, galón, leguas, libras, mano, milla, onza, pie, pipa, pulgada, quintal, real o varas han dejado de utilizarse para reglar la vida cotidiana de la gente. La lista de unidades de medida es enorme. Pero, ¿a partir de qué momento a alguien se le ocurrió el utilizar una conjunto de medidas para todos igual?.
Al parecer el problema ya venía de largo. Las relaciones comerciales se complicaban debido a que cada nación tenía sus propias medidas. Por ejemplo, un codo hacía 40.2 cm en una parte de Alemania, 70 cm en Holanda y 94,5 cm en Edinburgo. A esto hay que sumarle que dentro de cada nación no era extraño que convivieran diferentes valores para una misma unidad. Un estudio suizo de 1838 revela que el pie tenía 37 variaciones regionales y el codo, 68. Disponían de 83 diferentes medidas para pesar el grano y 70 para líquidos. Imaginemos lo poco práctico que era esto en las transacciones comerciales de la floreciente Europa burguesa.
La unificación del sistema métrico fue una de las muchas reformas aparecidas durante el periodo de la Revolución Francesa entre 1789 y 1799. Y quizás ningún otro aspecto de la ciencia aplicada afecta al curso de la actividad humana tan directa y universalmente. En plena época del racionalismo ilustrado y también para iniciar una nueva etapa científica alejada de las connotaciones del antiguo régimen, los propulsores de la reforma pretendían garantizar la uniformidad y permanencia de las unidades de medida. Sus dos principios fundacionales del nuevo sistema eran: estar basado en la observación científica y ser de base decimal.
Así pues se definió el metro en 1793 como una diezmillonésima de la cuarta parte del meridiano terrestre que pasa por París. Era la época de las expediciones científicas y se realizaron prospecciones especialmente dirigidas a averiguar esta distancia. Para el volumen se definió la pinta (nuestro actual litro) como el volumen de un cubo de lado igual a la décima parte del metro. Para la masa se definió el grave (kilogramo) como la masa de una pinta de agua destilada a la temperatura de fusión del hielo. Y ya puestos, crearon la escala de temperaturas que iba de los 0º a los 100ºC correspondientes a los puntos de congelación y ebullición del agua (escala Celsius).
Científicos de la talla de Pierre Simon Laplace, Jean Baptiste Delambre y Antoine-Laurent Lavoisier estuvieron involucrados en le proceso.
El 7 de Abril de 1795 se estableció el sistema de medidas unificado en Francia mediante un decreto estatal. Se construyó una barra de metal de esa medida para el metro y una pieza para el kilogramo. Esta nueva propuesta de medición se dio a conocer a científicos de Países Bajos, Suiza, Dinamarca, España e Italia en una conferencia y entre 1798 a 1799 se validaron los cálculos para nuevos modelos base. Se utilizó el platino como material para los patrones del metro y el kilo.
Poco a poco este nuevo sistema fue extendiéndose por Europa incluyendo a Gran Bretaña e incluso a los Estados Unidos de América. Pero allí quizás le faltó a este nuevo sistema un poco de marketing para vender un poco mejor sus ventajas.
Desde principios de 1800 se reconocía en América las grandezas de este sistema pero al ser una competencia que recaía en el Congreso, el presidente George Washington encargó a Thomas Jefferson realizar un estudio sobre su viabilidad. Jefferson concluyó que como las mediciones básicas para determinar las unidades habían sido realizadas en suelo europeo, la comprobación de las mismas supondría un coste altísimo para la incipiente nación americana que bastante tenía con vencer a los ingleses y posicionarse como un nuevo estado.
Factores como el inestable uso del nuevo sistema en Francia, Napoleón llegó a derogar las terminologías de las nuevas medidas alegando que eran una herencia directa de la época de la Revolución francesa; y complejas tramas políticas que no posicionaban muy bien a los franceses ante los americanos (pactos con los ingleses, ataques a barcos americanos, etc) provocaron que los americanos que ya tenían un sistema unificado de medidas para sus 22 estados, no se preocuparan de utilizar un estándar de medición hasta pasada su Guerra Civil.
Una serie de exposiciones internacionales a mitades del siglo diecinueve permitieron al gobierno francés promover el sistema métrico para el uso mundial. Entre 1870 y 1872 se celebraron una serie de reuniones internacionales de científicos para dar con unos nuevos modelos que sustituyeran a los primeros. El 20 de mayo de 1875, 17 países incluidos los Estados unidos aprobaron el Tratado del Metro en una conferencia diplomática de alto contenido científico. Se creó la Oficina Internacional de Pesas y Medidas. En 1884 se fabricaron 40 barras de kilogramo y 30 metros que se distribuyeron entre los países firmantes.
Con el paso de los años y con el desarrollo científico fue necesario el ir creando nuevas convenciones de medición estándar (electricidad, fotometría, radiación, luminosidad, etc) además de revisar y corregir los modelos base del metro y del kilogramo. De esto se encargó la Oficina Internacional de Pesas y Medidas que en 1960 definió seis unidades físicas básicas (metro, kilogramo, segundo, kelvin, amperio y candela) que es lo que se conoce como el Sistema Internacional de Unidades, abreviado SI. En 1971 se añadió el mol como unidad para mostrar la cantidad de sustancia.
Estados Unidos comenzó su particular proceso de conversión al sistema métrico [en]. Su gran aliado comercial, Gran Bretaña, se metió de pleno en ello a partir de 1965, simplemente por el proceso de formación de la Unión Europea que en un principio tenía un componente de unificación económica y comercial. El Congreso de los Estado Unidos, mediante el Acta de Conversión de 1975, designó el sistema métrico como “el sistema preferido para pesos y medidas para el comercio y el intercambio de Estados Unidos”. Los organismos públicos estaban así obligados a utilizar este sistema y también a ayudar a la industria y especialmente a los pequeños comercios a pasar al sistema internacional. De todos modos, el sector privado quedó sin una legislación que obligará a la utilización del estándar de medidas.
La realidad es que la práctica diaria del sistema internacional de medidas es reducida. La temperatura en los partes meteorológicos se sigue dando en grados Fahrenheith y en las señales de tráfico se usan millas. Para los productos de consumo masivo se está intentado ir hacia una utilización “redondeada” del sistema métrico pero se siguen utilizando galones y onzas para los líquidos y libras para los pesos. En la construcción y en la aviación se continúan utilizando los pies como unidad de medida. En disciplinas como la ciencia, la medicina y la educación el sistema internacional está adoptado. Y siempre sin dejar de lado las tablas de conversiones [en].
Estados Unidos no es un caso aislado en la utilización de medidas particulares. Junto con Mynamar (antigua Birmania) y Liberia son los tres únicos países del planeta que no han adoptado oficialmente el sistema internacional de medidas. Esperemos que más pronto que tarde se den cuenta de su error.