Un buen diseño abre muchas puertas
Sin temor a labrarme una reputación de inútil, en ocasiones, tengo problemas con las puertas. Cierto que poco se puede hacer con ellas. A no ser que seas carpintero o graffitero, o las abres o las cierras. Sin embargo, las puertas son un clásico ejemplo a la hora de hablar de usabilidad. ¿Quién no ha empujado puertas de las que debería tirar o tirado de algunas que debería empujar?
En la siguiente fotografía la situación se agrava. Un buen diseño disiparía toda duda sin necesidad de símbolos ni palabras, poniendo a disposición suficientes pistas visibles acerca del funcionamiento. Pero en esta ocasión, no se hace un uso optimizado de la captación intuitiva o affordance en el diseño de las puertas.
Básicamente, las placas metálicas no dejan claro en que punto debemos usarlas. Indican que se pueden empujar desde cualquier punto, cosa que no es cierta si intentas hacerlo desde el lado cercano a los goznes.
En este caso, con puertas contiguas, saber donde está el gozne (cuyas bisagras están ocultas por cuestiones de diseño) no es intuitivo. Menos aún si tienes tras de tí una avalancha de gente estresada corriendo hacia la salida.