Están locos estos españoles…

Volvemos al tema de la estandarización de los medios de transporte, esta vez con relación al ferrocarril.

¿A cuánto corto el travesaño?

Al leer una noticia sobre el retraso de la llegada del AVE a Barcelona, pude comprobar que está preparado para ir sobre vías de ancho europeo de 1,435 metros. Sin embargo el resto de la red ferroviaria español es de 1,676 metros. De siempre se ha escuchado que esta diferencia respondía a razones estratégicas y militares para evitar así una posible invasión francesa como la que provocó la Guerra de la Independencia.

Realmente no fue así y simplemente se debió a cuestiones técnicas. El ancho de vía europeo era el originario del sistema francés (1,435 metros). A finales de 1843 el gobierno encarga a dos ingenieros, Subercase y Santa Cruz, un informe sobre la implantación masiva de este medio de transporte en España. Ellos concluyen que debido a nuestra compleja orografía, el ancho de vía debía ser de 1,676 metros que equivalía a seis pies castellanos de la época. Según el informe, el aumento de anchura responde a la necesidad de dar cabida a locomotoras más grandes y potentes que otorgarían a los convoyes mayor velocidad y estabilidad.

Nuestro caso no es único en disparidad de medidas. Si nos damos una vuelta por las redes de ferrocarril del mundo veremos que la estandarización está bien remota. Estos son algunos de los anchos mundiales:

0,762 m
India, Sri Lanka, Austria, Bosnia, Polonia, Chequia, Alemania, Eslovaquia, Rumania
1 m
Gran parte de África Oriental y el sureste asiático, India, Pakistán, China, Bangladesh, Birmania, Bolivia, Brasil, Chile, Portugal, Grecia, Suiza, Argentina y España (nuestra famosa vía estrecha)
1,067 m
Australia, Nueva Zelanda, Ghana, Sudán, indonesia, Japón, Ecuador
1,435 m
La mayor parte de Europa, EEUU, Australia, norte de África, Israel, China, Corea del Sur, Japón, Perú, Venezuela, Argentina, México
1,6 m
Irlanda, Australia, Brasil
1,676 m
España, Portugal, india, Pakistán, Sri Lanka, Bangladesh, Argentina, chile

Para acabar de “arreglar” la situación, obervamos que en países como Australia, España, Argentina, Brasil e India conviven distintos anchos de vía.

Los problemas de falta de estandarización respecto al ancho de las vías son más que evidentes: pasajeros obligados a hacer transbordo de tren, problemas en el movimiento interno de mercancías y por supuesto también en el comercio exterior. De momento, la única solución válida que existe es dotar a los trenes y vagones de sistemas de cambio de ancho de sus ejes como nuestro Talgo.

Así que si algún estratega nostálgico pretende realizar sus sueños de conquista mediante el ferrocarril, lo tiene bastante difícil.

Más información en la Wikipedia [en].